«Me han descrito novatadas tan duras que no me atrevo ni a contar»

—Su asociación es la primera de esta naturaleza que se crea en España. ¿La sociedad es demasiado permisiva con este tipo de «tradiciones» vinculadas al ambiente universitario?

—Yo creo que hay gente que tiene una idea aproximada, pero nada certera. Creen que son bromas, como mucho de mal gusto, pero no conocen la magnitud de lo que hay detrás de todo esto. Porque no se trata de casos aislados; este tipo de prácticas son bastante más habituales de lo que nos parece. Además, hay un problema de la sensibilización, porque hace falta que la gente oiga hablar de que a un chico le han metido un embudo en la boca para emborracharlo para que digan que eso es delictivo y muy peligroso. Sin embargo, cuando les hablas de que les cortan el pelo, les rapan una ceja o los tienen de recaderos día y noche sin dejarlos dormir, te responden que no es para tanto. Imaginemos que esto se hiciera en otros ámbitos, como el laboral. ¿Qué pasaría?

—¿Los promotores de las novatadas y sus ideadores son siempre jóvenes veteranos de los colegios mayores?

—Casi siempre. En estas residencias de estudiantes hay dos estatus: veteranos y novatos. A veces también hay un grado intermedio que es el de residente. Cada persona tiene que pasar una serie de ceremonias y de rituales de iniciación para saltar de un nivel a otro. Esto se mezcla con el fenómeno del botellón y con una dinámica que hace que los chicos en grupo se autorregulen aún menos y que da lugar a novatadas que acaban siendo peligrosas.

—¿Qué es lo más fuerte que ha llegado a escuchar?

—Han llegado a contarme alguna cosa tan dura que ni me atrevo a decir porque son demasiado fuertes, terribles. Aquí todo depende de dónde pongamos el límite porque que un novato tenga que pasar la noche debajo de la cama de un veterano no es peligroso, pero sí humillante. El meterte un embudo en la boca y alcohol a chorro y que acabes rebozado en tus vómitos es terrible. Luego hay otras más sibilinas, y no tan brutas pero sumamente degradantes, como pintarte un testículo de color rojo y otro verde y hacer «el semáforo» o ponerte un pasamontañas, atarte las muñecas y hacerte estar en posición de sentado sin silla y hasta que caes agotado. También hay golpes, bofetadas…

—¿Se diferencia las novatadas empleadas por las chicas de las de los chicos?

—Son más crudas en el sector masculino. Las chicas son más sutiles pero más agotadoras, más pesadas. Llegan a la habitación acabadas porque tienen que limpiar las paredes que han pringado de pasta de dientes y se encuentran con que sus colchones, sus apuntes y todas sus cosas también lo están. Así un día y otro.

—¿Cuál es la actitud que adoptan las direcciones de los colegios mayores?

—Hay alguno, como uno de Valladolid, que ha hecho una expulsión casi masiva. Otros dicen que no pueden controlar lo que pasa fuera, pero dentro de los colegios también se hacen. Algunos novatos cuentan que lo peor es cuando te coge a ti solo un grupo grande y te meten en la habitación de un veterano para dejar clara la dominancia sobre ti. De todos modos es complicado porque solo desde las direcciones de los centros no pueden solucionar el problema. Hay que abrir un diálogo y nosotros estamos por la labor de buscar soluciones y no de seguir mirando lo que pasa con los brazos cruzados.

—¿Cómo pueden contactar con su asociación?

—En nomasnovatadas@hotmail.es. En breve abriremos una web.