Los consumidores, a salvo

Galicia es la Comunidad que más productos con riesgo para los compradores detecta e incluye en la alerta nacional

A. RODRÍGUEZ

La Comunidad gallega se sitúa a la cabeza nacional en lo que a detección de productos peligrosos en el mercado se refiere. El dato, que fue dado a conocer ayer por responsables del Instituto Galego de Consumo, alcanzó el pasado año los 124 productos notificados, ... mientras que el total nacional apenas superó los 600. Las razones que explican que Galicia lidere este ranking de control de mercancías estriban en que es la única autonomía española que cuenta con un Laboratorio de Consumo de titularidad pública dedicado en exclusiva a la investigación en este campo.

De los 124 productos industriales peligrosos detectados en 2011 por el organismo gallego, 115 artículos representaban un riesgo grave para el consumidor. Para localizarlos y dar la señal de alarma a las autoridades nacionales fue preciso llevar a cabo más de 107.000 inspecciones. Así, del total de actuaciones, más del 90 por ciento de las que se realizan anualmente tienen que ver con la seguridad de los productos industriales, entre los que se incluyen juguetes, vestimenta infantil, material eléctrico o pequeños electrodomésticos.

Un buen ejemplo de ello fue la campaña puesta en marcha en Galicia durante las últimas fiestas navideñas, y a través de la que se alertó de la presencia de nueve productos que podrían entrañar un riesgo para la salud de los consumidores. Entre ellos había juguetes para niños y objetos decorativos tipo guirnaldas.

Para prevenir, desde el Instituto Galego de Consumo y Comercio recomiendan a padres los que comprueben la fiabilidad de los juguetes antes de adquirirlos. Así, deben valorar si constan los datos del fabricante y si lleva la etiqueta de control de calidad europea CE. También es conveniente que inspeccionen el juguete para averiguar si tiene algún defecto físico y para descartar que la fuente de alimentación de los aparatos eléctricos supere los 24 voltios, límite máximo permitido por ley en los productos de uso infantil. Entre las deficiencias más comunes están las que implican riesgo de asfixia para los pequeños, como un disfraz cuyos orificios no se correspondían con la normativa exigida o una tortuga que aumentaba de tamaño si era ingerida.

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