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Prisión para el acusado de asfixiar a su sobrino de tres años en Santiago de Compostela

La defensa no ha logrado demostrar trastorno psiquiátrico alguno, por lo que es imputable por el crimen cometido el pasado 21 de septiembre

Momento de la retirada del cadáver de pequeño de tres años en la noche del 21 de septiembre EFE
José Luis Jiménez

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La titular del Juzgado de Instrucción nº1 de Santiago de Compostela, Ana López-Suevos, ha dictado orden de prisión para el hombre acusado supuestamente de haber asfixiado a su sobrino de tres años el pasado 21 de septiembre en la capital gallega. La defensa del acusado, que costean sus propios familiares, quería demostrar que el crimen estuvo motivado por motivos psiquiátricos y que, por tanto, no era imputable por el presunto asesinato del pequeño. Sin embargo, «en base al informe diagnóstico hospitalario y a la evaluación forense inicial, la magistrada entiende que, en principio, el hombre es imputable» , según han informado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSXG).

Por tanto, la juez ha acordado «su ingreso en prisión comunicada y sin fianza», en condición de «investigado por un delito de asesinato». La defensa había solicitado a la magistrada que el acusado pudiera volver a su domicilio bajo la tutela de sus padres , petición que ha sido radicalmente rechazada. El abogado de la familia, Evaristo Nogueira, «acata» la decisión de la juez López-Suevos pero «no coincido con la apreciación». «Si hay un sitio donde no debe estar Santiago —en referencia al acusado— es en una cárcel», manifiesta en declaraciones a ABC.

A su juicio, el informe diagnóstico incurre en una cierta «indefinición» para determinar si pudo mediar «otra patología» que «le impidió cognitivamente saber lo que hacía», la tesis que sostiene la defensa, y que vincula con su historial clínico. «Se le ha abierto tres veces la cabeza por un tumor cerebral y tiene una cánula que le sale de la cabeza hasta el estómago», detalla el letrado, «esto quiero que se valore». Pero en su historial solo figura la existencia de estados depresivos previos. «Mi opinión es que el diagnóstico previo de depresión era de algo más», insiste, «porque una depresión no conduce a esto» . De hecho, la defensa está a la espera de un informe pericial encargado a una psiquiatra forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga).

Según ha podido saber ABC, el acusado no recuerda nada de lo sucedido en la noche del 21 de septiembre y cuenta con el apoyo de sus familiares, que sostienen que mantenía una cariñosa relación con el pequeño. «Hubo una testifical importante», añade el abogado de la familia, «que puso de manifiesto que la relación de Santiago con su sobrino no es que fuera buena, es que era excelente». En su opinión, esto demuestra que «no hay móvil, no hay absolutamente ningún motivo» para que el acusado acabara asfixiando a su sobrino, «yo me creo absolutamente que Santiago no sabía lo que estaba haciendo».

Desde la misma noche de autos en que fue detenido por agentes de la Policía Nacional, el acusado ha estado ingresado en la unidad de Psiquiatría del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago para su evaluación, la que ahora ha motivado su ingreso en prisión. Este martes se produjo finalmente su paso a disposición judicial. La Fiscalía solicitaba su ingreso provisional en prisión , frente a la libertad tutelada que esgrimía la defensa. La juez se decantó por la solicitud del Ministerio Fiscal. La tipificación provisional de los hechos es de asesinato, lo que, en caso de ser encontrado culpable, podría conllevar la pena de prisión permanente revisable .

Jugaba con los niños

Según fuentes próximas al caso explicaron a ABC al día siguiente del suceso, aquella noche del 21 de septiembre el hombre estaba cuidando del fallecido y de dos niñas más, su hermana y una prima, que fueron testigos de lo sucedido. En un determinado momento se llevó al niño al baño y lo asfixió sin motivo aparente. «La pequeñas empezaron a gritar diciendo que el menor no respiraba» , lo que alertó a los abuelos. Cuando entraron en el baño se encontraron con el niño tendido en el suelo y llamaron a sus padres, sanitarios los dos, que trataron en vano de reanimarlo.

Los gritos por lo sucedido los escuchó un policía nacional fuera de servicio que estaba paseando por la ciudad con su pareja y que fue el que llamó al 091. Cuando los primeros agentes se personaron en la casa ya no pudieron hacer nada por salvar la vida del pequeño. Sobre la relación de este profesor con su sobrino, su entorno explicó que «los niños lo adoraban» y que nunca había dado muestras de violencia.

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