Juan Soto - EL GARABATO DEL TORREÓN
Ad multos annos!
Cuando presidió la RAG, Alonso Montero antepuso la responsabilidad institucional a cualquier tentación frívola
Lúcido en su discernimiento, irreductible en sus convicciones, coherente en su discurso y sabio por sus conocimientos y erudición. Así alcanzará pasado mañana los 90 años Xesús Alonso Montero. Una vida bien cumplida, en las que no faltaron decepciones, ni ingratitudes, ni disgustos. Nada de ... eso fue bastante para lograr que apostatase de su fe (laica, conste) en el género humano ni que por un momento se tambalease la fortaleza de sus tesis esenciales, aquellas que configuran la arquitectura moral de las personas.
De Vigo por partida de nacimiento y de Ventosela por carta rilkeana, los lucenses reivindican el derecho de paisanaje con Alonso Montero. Y no sin razón. En Lugo, donde profesó cátedra muchos años, dejó centenares de discípulos, en el doble sentido de esa palabra casi sagrada: enseñó Lengua y Literatura y formó opinión. Marcó época e hizo escuela. Impartió conocimientos y magisterio, quiere decirse que fue «professor et magister». Aquí publicó libros, dictó conferencias, apoyó iniciativas culturales (y no solo culturales), orientó vocaciones, ayudó en sus primeros pasos literarios a muchos de quienes son hoy escritores de renombre… Como estamos en Galicia y aquí todos nos conocemos, sería ocioso recordar ahora que esa labor, enorme, fue a veces correspondida con la moneda de la desafección, cuando no con la de la afrenta. Pero tengo la impresión de que en Lugo, incluso en aquel Lugo, Alonso Montero fue bastante feliz.
Ayer, hoy, siempre, tuvo a Marx en el altar de sus devociones irrenunciables y reconoció en Pablo Iglesias (Posse, por supuesto, no Turrión: esta columna no es un chascarrillo) lo mismo que supo ver Galdós: «Es por el socialismo por donde llega la aurora». En estos tiempos de consignas volátiles y ambiguas, resulta casi un milagro que alguien pueda mantenerse fiel a media docena de principios.
Cuando presidió la RAG antepuso la responsabilidad institucional a cualquier tentación frívola o banderiza. La dejó mejor de la que la encontró. A ver si quienes le sucedan pueden decir la mismo.
Pasado mañana, caen 90. Pues que vengan muchos más.
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