La heroína engancha al narco gallego

Las incautaciones de heroína en suelo gallego crecen desde 2013 y hablan de un mercado en auge , en un contexto, apunta Fernando Alonso, gerente de la Fundación Galega contra o Narcotráfico, en el que el incremento del consumo en Estados Unidos activa las alarmas sobre su esperable reproducción a este lado del charco y en el que la droga fluye en cantidad y con precios a la baja. «La producción crece sin control. Desde que se fueron los Cascos Azules de allí, Afganistán está inundando el mercado mundial», afirma Alonso. Más del 95% de la heroína incautada en España —y en Galicia— procede de Afganistán y llega a través de Turquía.

Históricos del transporte de cocaína por vía marítima desde Sudamérica reaparecen ahora vinculados a estas organizaciones criminales del Este , como eslabón necesario en la última fase del largo recorrido de la heroína a lo ancho de Europa. Las bandas búlgaras y albanesas , apuntan fuentes de la lucha contra el narcotráfico, han establecido contactos sólidos con los nuevos clanes gallegos para aprovechar su conocimiento de las rutas de transporte y distribución de cocaína.

Narcos conocidos y con antecedentes como Juan Ventosos Padín o Yolanda Charlín figuran entre los detenidos en los últimos golpes al tráfico de heroína. Tanto el Greco como la Udyco consideran que, en la actualidad, la heroína es un negocio más rentable y menos peligroso para los narcotraficantes gallegos . Las mafias de los países del Este pagan más y colaboran mejor que los cárteles de la cocaína, a lo que se añaden mayores oportunidades para esquivar los férreos controles del tráfico marítimo: en las principales incautaciones efectuadas en suelo gallego, la heroína viajó por carretera. Y es que esta sustancia, apunta Alonso, «sigue la ruta inversa; no llega aquí para distribuirse al resto de Europa; ya ha pasado por Europa —por su central de distribución que es mayormente Holanda— y baja en transporte terrestre a España, como destino final, y, en el caso de Galicia, también como paso a Portugal».

Igual que las redes de contrabando de tabaco se readaptaron antes al transporte de hachís, y de cocaína después, ahora se enganchan a la heroína. «Los traficantes son gente sin escrúpulos y los gallegos no son una excepción. Les da lo mismo traficar con cocaína que con heroína, mañana lo harán con plutonio si es necesario», apunta el gerente de la Fundación, quien analiza las nuevas sociedades hispano-albanesas o hispano-búlgaras como un paso natural «en la lógica de cualquier actividad criminal: diversificar sustancias, diversificar rutas y puntos de entrada y de salida para tratar de huir de la presión policial». Un salto cualitativo que, en cualquier caso, la Fundación analiza con preocupación.

«Hasta hace un par de años la heroína era un producto distinto de la cocaína, con un mercado diferente, e incluso unos traficantes diferentes. Pero ahora no. Esa alianza entre narcotraficantes gallegos y organizaciones del Este ha empezado a funcionar de forma estable en Galicia, ¿por qué? Pues porque desgraciadamente aquí existe una logística preparada, una maquinaria perfectamente engrasada para la distribución, y porque además está la frontera con Portugal y parte de los envíos que se están incautando van a abastecer al mercado luso», explica Alonso.

La capacidad de diversificación y de adaptación de las organizaciones criminales pone a prueba a las fuerzas de seguridad y los giros en la operativa de los grupos criminales dificultan la labor de vigilancia. Desde la Fundación Galega contra o Narcotráfico, demandan más medios materiales y humanos para combatir el narcotráfico . «El problema es que nos estamos acostumbrando peligrosamente a que el tráfico de drogas forme parte de nuestra rutina diaria, a ver noticias un día sí y otro también y a hacerlo casi sin pestañear cuando estamos ante un problema de enorme calado que compromete muy seriamente la salud pública y la seguridad de un país; el narcotráfico destruye todo lo que toca y es un generador de violencia enorme. Debería ser tratado como una prioridad de seguridad nacional, y eso significa medios materiales y humanos para las fuerzas de seguridad», sostiene Alonso, destacando además la alta rentabilidad de las inversiones en esta lucha «por el volumen de los patrimonios que se intervienen en las operaciones y por lo que ganamos todos en términos de salud pública». Fernando Alonso subraya también en la necesidad de endurecer las penas. «Penalmente hablando, España es un balneario para muchos de estos criminales internacionales», afirma.