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Fotografía o prótesis de brazos en 3D: las ideas para hacer el mundo un poco mejor

Dass y Martínez cuentan sus historias con las han cambiado la vida de las personas

Angélica Dass en una de sus sesiones de retratos, en Madrid Ángel de Antonio

Ántar Vidal

Cuando todavía era una niña e iba a clase en Río de Janeiro, Angélica Dass no podía explicarse por qué el lápiz de pintar ‘color piel’, como se decía la profesora, no se semejaba a la suya. Aquel lápiz era color rosa, y su propia ... piel era mucho más oscura. Ya desde que tenía esa edad, con «seis o siete años, no podía explicarme por qué clasificábamos a las personas por su color: amarillo, blanco, negro...», recordó este viernes la aclamada fotógrafa Dass en su intervención durante el congreso ‘Lo que verdad importa’, en La Coruña. Se dio cuenta que fuera de su casa —«mi familia es muy colorida, no tuve problema»— su vida giraba en torno a estereotipos por su color de piel. Se estuvo alisando el pelo durante más de 20 años, ocultando sus rizos naturales. Entonces se preguntó: «¿Cómo podemos luchar contra los estereotipos?».

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