Fobias caducadas

Para quien no los conozca mucho puede resultar asombroso cuánto se parece el discurso de la izquierda gallega al ideario de Trump . Unos y otros ven gigantes donde hay molinos y pretenden ponerle puertas al campo en base a sus propios muros mentales. Son esas fronteras impuestas por la ignorancia las que conducen a majaderías como la propuesta del alcalde de Santiago de imponer una tasa al turista. Resulta incomprensible atacar a uno de los principales motores de nuestro modelo económico, sostén durante la crisis y uno de los focos principales de creación de empleo aún ahora en la fase expansiva del ciclo.

Pero la realidad nunca ha sido un obstáculo para la estupidez. Los cretinos, los de aquí y los de acullá, presos en muchas ocasiones de la necedad de un dogma trasnochado, disfrutan poniendo palos en las ruedas tratando de frenar el planeta. Obviando su deber. Olvidando que su responsabilidad es promover el progreso. Sí, captar más turistas y hacer compatible esa estratégica área económica con el disfrute de la ciudad por parte de los vecinos. Porque ambas cosas son compatibles.

No nos engañemos. Toda esta patraña de la turismofobia parte de falacias y sandeces . Y de una concepción tan equivocada como caduca. A estas alturas ya no se pueden seguir poniendo trabas al libre comercio. Resulta ineficiente. Y, aunque existan resistencias, acabarán cayendo porque la mano invisible del mercado, tarde o temprano, depura las ineficiencias. Quizás la mejor medicina para el reduccionismo intelectual de algunos sería que saliesen de vez en cuando más allá del Padornelo. O de su torre en la Quinta Avenida. Porque, aunque estos mendrugos no lo crean, hay vida inteligente fuera. Y muchos de los que residen en esos lares están encantados con el servicio de Amazon y también deseando captar a los turistas que aquí algunos quieren ahuyentar.