«La 'docuserie' de Rocío Carrasco convierte la violencia de género en un espectáculo deleznable»

En la misiva a Francisco Fernández Marugán, el colectivo ve «tremendo» que desde distintos sectores hayan tenido «la osadía de calificar [a Rocío Carrasco] como "referente" de la violencia de género». «Queremos pensar que (...) la noticia del deseo del Presidente del Gobierno de reunirse con la señora Carrasco sea un bulo más de la prensa del corazón». «Rogamos encarecidamente, suplicamos, que alguien haga algo para que este despropósito no continúe , porque lamentablemente es mucha la audiencia que esta cadena tiene, caracterizada por cierto por sus contenidos machistas». El texto no se anda con rodeos y señala directamente a Mediaset, a quien el 3 de mayo se le envió otra carta afeándole que diera «tratamiento de reality» a las vivencias contadas en primera persona por la hija de Rocío Jurado y que han arrasado en las audiencias de abril y mayo.

La asociación también denuncia en las dos cartas la actitud de una de las presentadoras de la cadena, Carlota Corredera , por calificar de «negacionistas de la violencia de género a todos aquellos que no se crean o duden sobre la veracidad del relato de la señora Carrasco». Le afean que pretenda «coartar y condicionar las opiniones de tertulianos y del público en general». «El hecho de ser periodista (...) no la convierte en especialista en violencia de género (...)», subrayan, «actitudes como la suya son uno de los grandes enemigos de la violencia machista».

Rodríguez Engroba, autora de las cartas, señala con dedo acusador a los pobladores de los platós de tertulias rosa, reconvertidos ahora en especialistas de la materia. «Es evidente que el afán de notoriedad, de negocio, se impone a toda ética», lamenta, «son muchos los que se están beneficiando del "fenómeno Rocío Carrasco" , y que van a ver su proyección y cotización profesional notablemente aumentadas (...) y en el polo opuesto nos encontramos con personajes a los que no se les conoce más mérito que el haber comercializado con su vida privada, o el de haber participado en algún prograba o reality protagonizando en algún caso ciertas escenas o episodios algo más que cuestionables, y que ahora se permiten el lujo de opinar como auténticos 'gurús' en materia de violencia machista».

Dar este paso y reprobar públicamente a «Rocío Carrasco. Contar la verdad para seguir viviendo» ha conllevado una cascada de críticas, amenazas e insultos a la presidenta de la asociación , hasta el punto de recibir una llamada de la Policía aconsejándole que evitara la interacción por estos canales y su exposición mediática por espacio de algunos días. «Somos una asociación que nació hace 7 años», explica en conversación con ABC, «yo fui víctima de violencia de género , y cuando sobreviví a esta situación quise ayudar en la medida de lo posible a mujeres que pasaran por el mismo trance». Sus recursos son escasos. «Somos cinco personas, todos trabajamos de manera altruista y no vivimos de subvenciones ni de ayudas, por lo que nuestra libertad para pronunciarnos es absoluta» . En siete años «habremos ayudado a un centenar largo de mujeres», y ese es «el mejor pago» que dicen haber recibido, al igual que cuando los menores a los que recogen en un punto de encuentro familiar la reconocen y la saludan con cariño.

Marta Rodríguez no teme la incorrección política. «Después del primer capítulo de la docuserie, me paraba la gente por la calle para decirme "pobre Rociíto"», recuerda, « pero para pobre la mujer que ha estado dos años encerrada en su casa y cuyos vecinos insonorizaron su habitación para que no les molestase », replica, «pobre es la que mataron este fin de semana con una orden de alejamiento». En todo momento aclara que «no hemos dicho que no la creamos», pero admite que «carecemos de los elementos necesarios para juzgar». «Ahora parece que todo el mundo vivía con ellos y tiene la documentación para erigirse en juez, incluida la ministra de Igualdad», ironiza Rodríguez Engroba, «nosotros solo tenemos lo que se expone en el documental, ni la acusamos de mentir ni apoyamos a su exmarido, lo que estamos es en contra del circo que se ha generado». «Nosotros somos prudentes y no nos manifestamos sobre el fondo de la historia» , aunque deja entrever no pocas dudas sobre las dificultades que dijo padecer Rocío Carrasco para denunciar los supuestos maltratos sufridos. «No puedo entender que con los recursos que tenía en su momento, no hiciera nada».

Para la directora de 'Sí hay saída', «no todo vale» para denunciar la violencia machista. «Aunque parezca una tontería, es importante el tono que se utiliza. Visibilizar es importantísimo, pero el discurso empleado también lo es ». A Rodríguez Engroba le preocupa que se caiga en una suerte de «frivolización» de esta lacra social. «Ya sé que no se va a tratar en los documentales de La 2, pero que esto se emita en una cadena conocida por sus contenidos machistas, que cosifica a la mujer, donde emiten 'La isla de las tentaciones' o 'Mujeres, hombres y viceversa' es una mala excusa». Marta Rodríguez recuerda cómo Telecinco invitó a su asociación a participar en el programa 'Amores que duelen', donde se recreaban episodios de violencia machista. «Nos chirriaba que aparecían familiares de las víctimas que callaron mientras se producían los hechos pero que iban allí al plató a contarlo todo». De nuevo, las formas.

Por último, la soledad del que rema contra la corriente . Nadie ha dado un paso públicamente a apoyar a su asociación en este espinoso y polémico asunto «pero por detrás sí que me dicen que tenemos razón, hay mucha cobardía» . «Hay mucho colectivo que vive de subvenciones», comenta, «nosotros vamos por libre porque no tememos perder nada». «Es muy fácil apoyar a golpe de like» en las redes. «Me abruma ver a mujeres feministas lapidando a quienes no comulgan con esta historia, han llegado a llamarme 'mala madre' y que pobrecitas las víctimas a las que atendemos en nuestra asociación».

Mientras tanto, Telecinco sigue rentabilizando en audiencias el caso Rocío Carrasco, sustrato del que se alimenta buena parte de la programación de la cadena. Ya se habla de segunda parte. The show must go on.