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Don Juan Carlos vuelve a España

Un emotivo reencuentro para el Emérito: el abrazo con Alberto, el tripulante que salvó la vida por diez minutos

Alberto Viejo, histórico tripulante del 'Bribón', sufrió un aparatoso accidente a comienzos de año que pudo haber sido fatal

Aplausos y vítores para Don Juan Carlos en su primera aparición pública en el club náutico de Sangenjo

El Club Náutico mandó un correo a sus socios para que se sumaran a la bienvenida a Juan Carlos I

Campos, Don Juan Carlos, Jane Abascal y Alberto Viejo, a la entrada del RCNS MARÍA MUIÑA
José Luis Jiménez

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Puso un pie en la entrada del Real Club Náutico de Sangenjo entre los vítores de los muchos ciudadanos que se agolpaban tras las vallas de seguridad, el murmullo de los flashes y las preguntas de los periodistas. Saludó a las autoridades locales y los patrocinadores de la regata InterRías, y después le esperaban los tripulantes de su barco, el 'Bribón 500' , el 6mR con el que pretende navegar estos días por la ría de Pontevedra. Son casi de la familia para Don Juan Carlos, muchos le han acompañado a lo largo de los últimos treinta años en las distintas divisiones en que han competido, siempre en el barco armado por José Cusí. Pero hoy tenía un significado especial el abrazo del rey emérito a Alberto Viejo, el proa del 'Bribón' , que a punto estuvo de fallecer a comienzos de año por un aparatoso accidente mientras regateaba. Tras un sentido abrazo, Don Juan Carlos ha departido con el regatista, con el que incluso ha bromeado. «Me ha preguntado si ya estaba a tope», ha revelado Viejo en conversación con ABC, «y la verdad es que estoy perfecto, he tenido una suerte increíble».

Viejo participaba el pasado 15 de enero en un entrenamiento a bordo de un Swan 36 en la ría de Vigo. La embarcación iba a toda velocidad cuando él resbaló en la cubierta y cayó al agua. Llevaba en la mano un cabo suelto. Quedó enganchado al timón durante varios segundos, respirando el aire de las burbujas. No fue hasta pasados unos instantes que sus compañeros de tripulación se percataron de su ausencia y empezaron a buscarlo. Lo bajaron a tierra, donde se desmayó, y los sanitarios de la ambulancia reconocieron la gravedad de sus lesiones internas y lo trasladaron de urgencia al Hospital Álvaro Cunqueiro. «Solo recuerdo las palabras 'varon 52 años, traumatismo abdominal, preparar tac y quirófano'» , señala.

En el centro hospitalario le diagnostican «diseccion de aorta, hemorragia interna, hematoma en el bazo y otro en el hígado». En palabras del cirujano que lo intervino, su amigo José Manuel Encisa, de haber llegado diez minutos más tarde no habría podido hacer nada por él . La operación fue un éxito y a los pocos días estaba recuperándose ya en su domicilio, junto a su mujer, Sesé. Su excelente condición física fue determinante para que todo quedara en un susto. Durante su convalecencia hopitalaria, Don Juan Carlos se interesó por su estado y lo telefoneó desde Abu Dabi . «Llamaba a diario -reconoce agradecido- y no lo hizo el primer día porque antes telefoneó a mi mujer para saber cuándo era procedente hacerlo». La preocupación del 'Señor', como lo llaman los tripulantes del 'Bribón', le llevó incluso a telefonear al cirujano para agradecerle su labor. «Y espero presentárselo pronto», garantiza Viejo.

El navegante, abogado de profesión, quiso agradecer el trato recibido por los sanitarios del Hospital Álvaro Cunqueiro con una carta pública. A todos ellos los reconoció como «mis ángeles» . «Puedo decir lo afortunado que fui de poder disfrutar de su trabajo, su profesionalidad y su cariño, y de poder ser huésped de la habitación 408C, donde tuve unos 'compañeros' de celda maravillosos y pude contestar cientos de mensajes alucinantes que me chutaron más que cualquier calmante». Viejo quiso que su carta sirviera «de humilde homenaje a todos los que nos han cuidado sin descanso y más allá del deber durante este tiempo de pandemia» .

Al mes de sufrir el accidente, Viejo regresó al barco de autos. «El médico en la revisión me dijo que podía hacer vida normal, y ese fin de semana volví a regatear». De hecho, durante su convalencencia «lo único en que pensaba era en volver a navegar» . La pasión llevada al grado extremo. «La recuperación ha sido espectacular».

La de Alberto Viejo es una pasión náutica que viene de lejos. Comenzó a navegar en la ría viguesa a los doce años. Quienes mejor lo conocen lo definen, simplemente, como «un gran tipo». A sus 52 años acumula varios títulos mundiales en distintas categorías, siempre como tripulante, y cuenta con participaciones en la Admiral's Cup, la Sardinia o la Volvo Ocean Race, regata en la que ha estado históricamente vinculado a los equipos 'Movistar' de Pedro Campos. Viejo se incorporó al 'Bribón' en 2001, y desde entonces es uno de sus miembros más habituales . Hoy ha vuelto al agua para seguir defendiendo los colores del 'Bribón'.

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