Feijóo se reivindica con una victoria total ante un PSOE hundido y un Vox ineficaz

El fantasma del 23 de julio y el hecho de que las anteriores elecciones gallegas fueran en verano y tras los primeros meses de la pandemia convertían cualquier ejercicio de proyección de resultados en una apuesta arriesgada. El PP ha vivido semanas con la sensación de que las cosas iban bien, pero con temor a que el esperado aumento de la participación impulsase corrientes de fondo difíciles de testar. Además de que Alfonso Rueda acudía a la cita como presidente de la Xunta, pero sin haber medido su fuerza electoral.

En paralelo, la fuerte subida del BNG despertaba dudas por la incapacidad para determinar cuál era su techo. Y, para más dudas, el factor local de Democracia Ourensana (DO). Durante la tarde de ayer los datos que llegaban a la sede nacional del PP incidían en lo «impredecible» del resultado por la dificultad para calibrar el fuerte ascenso del BNG y por su capacidad de arañar voto incluso en el electorado más galleguista del PP.

Pasado el 40% del escrutinio, en la calle Génova empezaron a tenerse muy buenas sensaciones. El avance del recuento fue reduciendo poco a poco el margen de los populares desde los abultados datos que arrojaron los municipios más pequeños. Pero durante todo el escrutinio se fue percibiendo una gran estabilidad en el voto de los populares. Con el 60% de los sufragios contabilizados, desde la planta séptima de Génova se transmitía ya una certeza casi absoluta en la victoria.

Y ello tras una campaña muy tensa, en la que Génova ha sufrido mucho en la última semana tras el episodio de los indultos y todo un ruido generado al respecto. Lo cierto es que el presidente del PP se ha empleado a fondo en esta campaña gallega, con una agenda de actos complementaria a la de su sucesor. Si el traspiés de la semana pasada había reforzado la idea de que una derrota iba a dejar señalada la figura de Feijóo, el resultado final debe interpretarse en la dirección contraria. «Si era un examen, se ha superado con nota», decían en su equipo despojándose ya de la tensión que ha presidido esta campaña.

El líder popular llegó a Génova para seguir la noche electoral cuando comenzaba el escrutinio. Le acompañaron todos los miembros de su Comité de Dirección. Eran las primeras elecciones que vivían muchos de ellos como miembros de la cúpula. Y para ellos también era una cita importante para no ver condicionado su proyecto futuro.

Antes de las diez de la noche ya hubo contactos entre Génova y el PP gallego. No han sido las semanas más fáciles para estos dos equipos que debutaban también en este nuevo marco de relaciones. Rueda y Feijóo hablaron por videollamada para intercambiar impresiones. El presidente del PP estará hoy en Galicia para participar en la Junta Directiva del PP en esa comunidad. El martes se celebrará en Madrid un Comité Ejecutivo Nacional.

Génova celebraba el resultado de ayer como una victoria total. La dirección nacional articuló estas elecciones como un examen al Gobierno de coalición de Pedro Sánchez, ya que es la primera vez que se votaba desde el 23 de julio. El hundimiento del PSOE hasta el peor guarismo de su historia, con pésimo resultado también para Podemos y Sumar, a la vez que el nacionalismo del BNG se disparaba, refuerza las tesis populares respecto a lo que representa el proyecto de Sánchez. Además, había también satisfacción por el resultado de Vox, cuyos datos habían generado preocupación porque podía poner en riesgo la mayoría de centroderecha. Génova suspira y aprieta los puños. Examen superado y no hay en el horizonte ningún escenario que amenace la estabilidad del proyecto de Feijóo.

En torno a las once de la noche y cuando ya se consolidaba un resultado en la franja alta de los sondeos de los últimos días, comparecía en Génova la secretaria general del PP, Cuca Gamarra. La número dos del PP ha considerado que la de hoy era una votación en la que «España se jugaba mucho», y ha celebrado que «los gallegos han sabido responder a favor de España y de Galicia». Gamarra ha considerado este resultado como el «primer mensaje» de este nuevo ciclo político.

Por delante vienen unas elecciones vascas en las que el PP aspira a mejorar resultados sin mucho margen para deteriorse. Y luego unas elecciones europeas en las que Génova aspira ahora a una victoria muy rotunda sobre el PSOE. Para la dirección del PP «queda claro que el PSOE debe hacer una reflexión sobre lo que han provocado», en referencia a su mal resultado y la fuerte subida del BNG. «Han abandonado sus siglas» para «alimentar al independentismo» con el único objetivo de que no gobernara el PP.