Feijóo diseña la intervención de Bruselas para atraer a Sánchez a un pacto en el CGPJ antes de las europeas

ptura de hace más de un año, el presidente del Partido Popular viene desde hace tiempo transmitiendo que es una cuestión a resolver. Tanto por las consecuencias prácticas como por el relato político. Feijóo es consciente de que el PP no es inocente en la situación actual. Pero también quiere aprovechar que la posición de la Comisión Europea señala no solo la imprescindible renovación del CGPJ sino también el cambio en el modelo de elección. Por eso, desde hace semanas, el PP ha movido su postura. Ya no demanda modificar la Ley Orgánica del Poder Judicial y luego renovar el CGPJ. Ahora accede a que esa renovación se produzca ya, en base al modelo vigente. Pero siempre que en paralelo se renueve el sistema de elección. Un movimiento que viene labrando desde hace semanas.

La situación parecía enquistada porque el PSOE rechaza un cambio en el modelo, ya que entiende que el principio de que «los jueces elijan a los jueces» refuerza el corporativismo y consagraría mayorías conservadoras en el órgano. Pero ayer se abrió una puerta al entendimiento a partir de una propuesta del presidente del Partido Popular en la reunión mantenida con el presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados. Feijóo propuso a Sánchez que la Comisión Europea supervise las negociaciones y el acuerdo para renovar el CGPJ con perfiles independientes y cambiar la ley que regula el sistema de elección de los integrantes del órgano de gobierno de los jueces. La implicación europea plantea además un marco temporal: la cuestión debería quedar resuelta antes de las elecciones europeas del mes de junio.

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Ambos mantuvieron un importante debate sobre esta cuestión que ocupó más de la mitad del tiempo de una reunión de hora y media. Tras ese intercambio, Sánchez terminó aceptando la fórmula, según desveló el Partido Popular y confirmaron desde La Moncloa. El principio del planteamiento que hace Feijóo, explican en su entorno, no plantea volver al punto en el que se rompió el acuerdo el pasado año, cuando ambas partes tenían muy definido un pacto que encargaba al nuevo CGPJ un informe sobre ese cambio de modelo. Algo que significaba ganar tiempo, pero que el PP aceptaba porque se acompañaba de un paquete de despolitización de la Justicia. Feijóo entiende que los nombramientos de Juan Carlos Campo y Laura Díez lo volaron por los aires. Volver por tanto a ese punto carece de sentido para el PP, que quiere consolidar que si el proceso tiene éxito esta sea la última vez que el CGPJ se renueve con este modelo. «No vamos a marear la perdiz», dicen en Génova, donde abogan por una nueva ley que contenga automatismos para evitar bloqueos como el actual.

Además, en plena tramitación de la ley de amnistía, Feijóo no se puede andar con medias tintas. Alcanzar cualquier pacto con Pedro Sánchez tiene que ir acompañado de unos réditos claros e inequívocos. Horas después, la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, validaba la fórmula y dejaba ver que algo había cambiado. Evitaba rechazar expresamente el planteamiento del PP de cambiar el modelo, algo que hasta la fecha rechazaban de plano: «Lo importante es dar normalidad institucional y constitucional al principal órgano de gobierno de los jueces y renovar el CGPJ. Hoy se abre esa puerta a hacerlo posible con la mediación y verificación de la Comisión Europea. Bienvenidas sean todas las fórmulas que se planteen para hacer posible de una vez por todas la renovación del CGPJ», dijo, evitando rechazar abiertamente el cambio del modelo. Feijóo dijo salir de la cita con el compromiso de que el Gobierno no rebajará las mayorías para renovar el Consejo ni quitará

competencias al Senado.

En el PP se mostraban ayer muy satisfechos por haber movido la posición del Gobierno en esta cuestión. El tutelaje de la Comisión Europea es un modelo inédito entre un Gobierno y un partido de la oposición, pero el PP cree que encaja con la crisis que se pretende resolver. Y que dada la preocupación evidente de la Comisión por esta cuestión se entiende como un mecanismo oportuno. En los últimos días los populares habían contactado con la Comisión para testar si la propuesta podría prosperar. Y la respuesta fue favorable. La presencia de Bruselas constituye para ambos una pista de aterrizaje. Para Feijóo alcanzar cualquier acuerdo que implique ir de la mano de Bruselas es una garantía, aunque conlleve críticas de la derecha o genere desconfianza en su partido. Lo mismo sucede para el PSOE con el cambio de la ley. El PP se ve ahora en un marco favorable. La Comisión se va a sentar en una mesa con ambas partes y dos peticiones. Y ellos están dispuestos a cumplir las dos. «Si el PSOE no quiere cambiar el modelo quedarán retratados ante Bruselas», dice Génova.

Feijóo pidió «respeto» para la Comisión Europea ante la previsible lectura de que esta mediación pueda asemejarse con las mesas en Ginebra pactadas con los independentistas. «Equiparar a la Comisión Europea con un mediador salvadoreño especialista en banda armada es una falta de respeto». El PP justificó esta solución porque existe «una desconfianza total porque su interlocutor nos ha mentido de forma reiterada y continuada durante la negociación». Feijóo fue claro al referirse a la existencia de una crisis en este ámbito, y no negó la cuota de responsabilidad del PP. Pero fue muy claro: «No nos fiamos del Gobierno. Tememos que se pretenda hacer lo mismo que con la Fiscalía y el Tribunal Constitucional».

El Gobierno no quiere cerrar la puerta abierta porque sabe que las críticas de Bruselas, por mucho que ellos quieran orientar toda la responsabilidad al PP, también les interpelan a ellos. El nuevo tiempo se abre cuando acaban de sobrepasarse los cinco años con el modelo caducado. Y tras 14 meses con las negociaciones paralizadas. La implicación de Bruselas significa una oportunidad en un clima de desconfianza que también ayer se hizo patente.

Feijóo le dijo a Sánchez que la figura de Félix Bolaños es una amenaza para las relaciones entre ambos. Pero el presidente insistió en él como interlocutor. Y el PP no lo vetó. Fuentes socialistas recriminaron las palabras de Feijóo, que insiste en que Bolaños les mintió en la pasada negociación al negarles la eliminación del delito de sedición. Y cargaron contra el líder popular diciendo que el único motivo de la ruptura fue la presión que sufrió en la derecha. Desde el PP respondieron diciendo que si Bolaños persistía en esa actitud tendrían que hacer públicas las conversaciones que prueban que les engañó. En ese clima viciado los mismos protagonistas del pasado año volverán a sentarse, ahora acompañados de un comisario que el PP apunta a que podría ser Didier Reynders.