Feijóo confía en un arreón final en las urnas que le permita no incluir a Vox en el Gobierno

El PP cierra su campaña insistiendo en una idea de voto transversal para armar su mayoría

Pedro Sánchez termina la campaña confiado en forzar un virtual empate

Alberto Núñez Feijóo escoltado por Alfonso Rueda, ayer, en Coruña Reuters

Durante las dos semanas de campaña electoral se ha puesto de manifiesto el momento de unidad que atraviesa el PP. Alberto Núñez Feijóo aparece en escena como el patrón indiscutible del partido. Al que todos se refieren como figura clave para sacar a la ... formación de la zozobra política y las divisiones orgánicas que lo atenazaban. En un partido en el que se han multiplicado los alcaldes y presidentes autonómicos en las últimas semanas, la imagen de Feijóo como autoridad sigue intacta. Por mucho que no parece probable que él vaya a lograr la mayoría absoluta que atesoran otros compañeros de siglas. Lo vivido hace 15 meses sigue muy presente en el PP, que siente hacia el gallego una especie de deuda de gratitud.

Es la perspectiva de la victoria electoral lo que facilita una unidad que, por otras partes, no es sencilla por los diferentes estilos, sensibilidades y enfoques ideológicos que conviven en el partido. Algo que Feijóo se ha esforzado en agudizar esta campaña. Quiere un PP de «amplio espectro» que pueda albergar en su seno desde socialdemócratas críticos con Pedro Sánchez hasta los sectores más templados de Vox.

«Cambiemos las coaliciones a la contra por los pactos de Estado»

Alberto Núñez Feijóo

Una de las ideas fuerza de la campaña ha sido este mensaje: «Quizás no somos tu partido, pero sí somos tu solución. Si eres de izquierdas pero no quieres que Vox tenga influencia, vota PP. Si eres de derechas y quieres garantizar que Pedro Sánchez abandone La Moncloa, vota PP». En estos mensajes labrados en las tripas de Génova 13 podría resumirse la campaña de Feijóo, convencido en una estrategia de baja carga ideológica para atraer a perfiles muy distintos.

El presidente popular cerró ayer la campaña electoral con dos actos en Málaga y La Coruña. Ese ha sido su patrón estas dos semanas. Acto de mañana y acto de tarde. En la ciudad andaluza insistió en ese mensaje que hace del consenso su principal propuesta y que busca un apoyo transversal: «Cambiemos las coaliciones a la contra por los Pactos de Estado». El jueves en Valencia lanzaba sus redes hasta el caladero de los socialistas «no sanchistas».

CLAVES DEL 23J

El juego de expectativas

El PP ha ido soltando y recogiendo cable respecto a sus expectativas electorales durante las dos semanas de campaña. El primer listón, que se considera garantizado, es el de rebasar los 150 escaños. Los más optimistas ven factible superar incluso los 160.

Cataluña

Una de las claves de la campaña ha sido la apuesta por Cataluña. Feijóo ha estado dos veces en Barcelona. Cuatro visitas a esta región en total en el último mes. Génova cree que la ola nacional y el fin de Ciudadanos permitirán un resultado muy positivo. En 2019 solo lograron allí dos escaños, que aspiran a multiplicar por cuatro el domingo.

El vuelco andaluz

Uno de los cambios más sustanciales respecto a 2019 se puede vislumbrar en el reparto de escaños de las provincias andaluzas, donde el PP se impondrá.

En el seno del partido no es unánime, aunque sí mayoritaria, la certeza de que Feijóo va a ser el próximo presidente del Gobierno. La campaña ha estado salpicada por tropiezos en la última semana. Y la decisión de no participar en el debate a cuatro genera sensaciones dispares en la formación. Aunque Génova cree que, tal y como se desarrolló, Feijóo no salió perjudicado. Todo queda eclipsado en los cálculos de Génova por el potente viento de cola generado desde la celebración del cara a cara con Pedro Sánchez. Aunque sí se ha hecho palpable en los últimos días cierto agotamiento de esa dinámica alcista.

«Mi modelo es la mayoría de Andalucía y podemos conseguirla»

Internamente hay nervios porque el juego de las expectativas es delicado. Hasta el punto de que un resultado cercano a los 150 diputados, que significaría mejorar en más de 60 el actual, está en el rango bajo que muchos esperan. Son bastantes los dirigentes que confían en pasar de 160. En las últimas 48 horas ha crecido la incertidumbre. El presidente del PP ha trufado mensajes en direcciones a veces contrarias. En la necesidad de encontrar el equilibrio entre no desincentivar a votantes no muy convencidos con la idea de que la victoria era segura y tratar por otro lado de impulsar los préstamos de voto explicando que el Gobierno en solitario es factible.

«No tengo deudas con nadie, no tengo pactos con naide y no estoy sometido a nadie salvo al conjunto de los españoles»

Ayer mismo alentaba esa idea desde Málaga: «Mi modelo es la mayoría de Andalucía y de Málaga y podemos conseguirla si trabajamos, sin ninguna duda, con toda la fe, la alegría y las ganas hasta las 23.00 horas del 23 de julio cuando se cierre el recuento de las mesas electorales». Por la tarde en La Coruña se presentó como un perfil distinto a Pedro Sánchez y sus alianzas, reivindicando su autonomía: «No tengo deudas con nadie, no tengo pactos con nadie y no estoy sometido a nadie salvo al conjunto de los españoles», señaló el líder del PP.

El choque con Vox en reclamación de una concentración del voto en el PP ha sido una constante. Ayer Feijóo apostó por «un Gobierno estable, con un presidente que nombra y cesa a sus ministros, en el que estén los mejores, sin chantajes ni ataduras». Ha sido habitual escucharle incluyendo a Vox como una opción de voto que favorece el sanchismo. Su plan pasa por evitar la cohabitación en el Ejecutivo. El domingo se vota en gran medida si Feijóo puede cumplir ese deseo.

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