La crisis de la ANC aflora la falta de estrategia unitaria secesionista
La dirección de la entidad, encabezada por Dolors Feliu, apuesta por competir electoralmente con ERC, Junts y la CUP
Tras el pulso perdido contra el Estado de Derecho en 2017, la ANC dejó de ser atractiva y útil para los partidos
El carnaval separatista se acaba
Manifestación de CDT con motivo de la Diada el pasado 11 de septiembre
De 'los cuatro de Arenys' (2009), la conferencia por el Estado propio (2011), la asamblea constituyente (2012), la agitación de la calle y el liderazgo del movimiento independentista (hasta 2017) a las luchas de egos y la gestión menguante de una entidad, la Assemblea Nacional Catalana ... (ANC), venida a menos y dividida en facciones. El fin del 'procés' supuso el ocaso de una entidad a la que le está costando aceptar que perdió el pulso al Estado de derecho. Es un estorbo para ERC y Junts.
Queda más bien poco en pie de los motivos ilusionantes que llevaron a la constitución de la ANC. Desde luego, según las encuestas, el secesionismo sigue vivo -en los cuarteles de invierno, preparando el próximo envite-, pero no parece que el 'motor gasolina' de la ANC vaya a ser el referente del futuro 'eléctrico' secesionista.
En los últimos días, las dimisiones del vicepresidente de la entidad, Jordi Pesarrodona, y 13 miembros del Secretariado Nacional (formado por 68 personas, aunque debería tener 77) han hecho emerger las diferencias en la estrategia a seguir y las dificultades que tiene Dolors Feliu, presidenta de la asociación desde 2022, para controlar una entidad que, según el informe económico aprobado por la última asamblea general, gestionó en 2021 unos ingresos de más de 3 millones de euros, reducidos a 2,6 para 2022.
Los activistas salientes acusan a Feliu y su equipo de llevar a cabo unas prácticas «poco democráticas» y «abuso de poder». Uno de los dimitidos, Josep Piñol, en una entrevista a 'El Punt Avui' el pasado día 21, señaló que en la ANC «no se respetan los principios democráticos»; y Pesarrodona, en otra entrevista para el 'Ara' el pasado día 23, sugería que el asunto del «autoritarismo excesivo» se debería resolver.
Pero hay algo más. ¿Qué papel juegan ERC y Junts en el descalabro de la ANC? En el entorno de la entidad aseguran que estos dos partidos están «impidiendo» que se concrete la lista cívica. Este proyecto, aprobado (con el 96% de los votos) en la última asamblea general, supondría el salto de la ANC al Parlamento de Cataluña, compitiendo electoralmente con ERC, Junts y la CUP, a los que se les acusa de no querer dar el paso definitivo para lograr la independencia.
Los 13 salientes de la ANC, organizados bajo el nombre de Indesinenter, apuestan por recuperar la calle, las movilizaciones y la tensión, y luego, si se acuerda con los partidos políticos, poner en marcha una lista cívica. Pero no antes de «las acciones», entre las que defienden una nueva concentración ante la Cámara autonómica. Se necesita, dicen, «una estrategia para el día siguiente a la victoria». Feliu y su equipo, sin embargo, consideran que esta iniciativa solo pretende frenar la creación de la lista cívica.
«Nosotros, a lo nuestro, que es empujar para que Cataluña sea independiente», señala a ABC un miembro del Secretariado Nacional a favor de las tesis de Feliu y que prefiere que su nombre no se publique. «Los que se han ido no quieren que haya debate sobre la lista cívica. Y solo si es con el visto bueno de los partidos. Pero no tiene sentido, porque ERC está pactando con el PSC», añade.
Así, a finales de enero, el Secretariado Nacional -máximo órgano de la entidad entre asambleas- propuso la creación de un grupo de trabajo que diera forma a la lista cívica. Feliu y los suyos perdieron. Pero mantienen con vida el proyecto, lo que llevó a la dimisión de los 13 señalados el pasado 18 de febrero, tras una reunión llena de reproches. La presidenta, que no piensa dimitir, envió un mensaje a los 'rebeldes', a través de los micrófonos de Catalunya Ràdio: «A veces cuesta aceptar las votaciones, sobre todo cuando las pierdes». Se refería, claro, a la votación de la asamblea general.
La asociación, que en el momento álgido del 'procés' se vanagloriaba de tener 100.000 militantes, ahora es un estorbo para los tándems Aragonès-Junqueras y Puigdemont-Borràs. La fuerza de choque callejera ya no es necesaria. No, al menos, en las mismas condiciones en las que se llegó a 2017.
La ERC de Pere Aragonès y Oriol Junqueras ha optado por jugar el papel que en su día maduró CiU: control de la Generalitat y socio imprescindible para el Gobierno. Y Carles Puigdemont y Laura Borràs están más dedicados a sus causas judiciales personales que a liderar la oposición. Además, Puigdemont creó el Consell de la República, que trata de mantener con vida, y es competencia directa de la ANC, aunque guardan las formas. Y a este panorama se suma Òmnium Cultural que ahora, a pesar de su larga trayectoria vinculada al nacionalismo conservador, apuesta por la estratagema de ERC y no por la de Junts.
Mengua económica
Una muestra clara de que los partidos independentistas no cuentan con la ANC es el registro de ingresos de la entidad. A lo que se suma la pérdida de apoyo social en las manifestaciones de la Diada (11 de septiembre). La asociación, que en 2022 tenía previsto manejar un presupuesto de 2,6 millones de euros, y en 2021 registró unos ingresos de algo más de 3 millones, obtuvo unas entradas en sus cuentas de 3,6 millones de euros en 2020, otros 6,9 millones en 2019 y más de 7,4 millones un año antes. Un lustro venido a menos, sobre todo, por la caída de los afiliados y el 'merchandising'. Tras la derrota de 2017 y sin agitación en las calles, las razones para colaborar económicamente con la ANC decaen.
El aspecto económico no es el único pero es uno fundamental. La ANC está lejos de aquel 2013 cuando no tenía tiempo ni de gastar el dinero que ingresaba. ABC publicó en 2014 desajustes contables por ingresos sin justificar de 1,5 millones de euros en el apartado de donaciones. La venta de todo tipo de camisetas, gorras y chapas desbordó cualquier previsión. Un ejército de activistas convertidos en trabajadores ha quedado ahora reducido a 21 personas en plantilla.
El siguiente paso será a mediados de marzo, cuando la ANC y otras entidades celebren una convención para definir la estrategia de futuro y si se dan las condiciones para una lista cívica. Antes de una posible lista de cara a las autonómicas vendrán las municipales. La entidad de Feliu apoyará a las candidaturas que sean fieles al 1-O y no quieran pactar con los del 155.