Publican más facturas de la joven en coma accidentada en Tailandia: pagó 23.300 euros al hospital

Los allegados de la accidentada, que se encuentra hospitalizada desde el pasado 7 de noviembre en el Hospital La Fe de Valencia después de pagar 240.890 euros en un avión medicalizado que le denegó el Gobierno, han compartido un nuevo serial de facturas, en este caso, las de los gastos médicos vinculados al ingreso en el hospital.

Según los diferentes extractos publicados de transferencias al hospital tailandés, tras agotar el seguro médico de 75.000 euros que cubría el viaje, la familia de Ángela ha abonado un total de 23.324,23 euros al Bangkok Samui Hospital, entregados entre el 28 de octubre y el 4 de noviembre. En total, sumando ambas cantidades, su ingreso ha costado ha tenido un coste de casi 100.000 euros.

Sus parientes más cercanos explican que estos siete envíos de dinero destinados al pago de su estancia obligada en el hospital se vieron mengüados gracias a la solidaridad del centro sanitario que redujo los costes de la UCI y permitió alargar su permanencia en el mismo. Así, han vuelto a dar las gracias a todas las personas que les entregaron «su granito de arena para traer a Ángela de vuelta y para costear su hospitalización mientras estaba a tantos kilómetros de casa».

Del mismo modo han señalado que, atendiendo a las diferentes cantidades abonadas al hospital Koh Samui, varían en función de las necesidades de la paciente «ya que allí todo tiene unas cuotas establecidas». Por otro lado, han vuelto a asegurar que próximamente publicaran los justificantes de pago a Hacienda de las dos cuentas habilitadas, que no han podido compartir a causa de la DANA.

En cuanto al estado de salud de Ángela, sus familiares apuntan que continúa en coma en el Hospital La Fe de Valencia y que su cuadro clínico es grave, puesto ya que ha pasado tres veces por quirófano para facilitar un mayor drenaje en la cabeza y próximamente puede someterse a una nueva operación de reconstrucción craneal, por lo que la recuperación se antoja lenta y con toda la prudencia posible, según su entorno que no le ha dejado sola en ningún momento.