EL ÚLTIMO LIBERAL
Clint, Alan y los okupas
«Siete años sin construir vivienda, sin incentivar la oferta, y sin atreverse a admitir lo evidente: la izquierda ha destruido el mercado del alquiler. Y ahora va camino de destruir el de la propiedad»
Valencia
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Iniciar sesiónClint Eastwood resucitó el western en 1985 con 'El jinete pálido', una versión más oscura de la inolvidable 'Raíces profundas', interpretada por Alan Ladd. En ambas, mineros y agricultores honrados respectivamente se ven obligados a contratar a un pistolero porque la ley no sirve para ... nada. Aquello era ficción basada en la situación de un país en construcción dónde la ley llegaba más tarde a las nuevas tierras que los ciudadanos. Lo preocupante es que España se está pareciendo cada vez más a ese Lejano Oeste donde la justicia llegaba tarde y mal.
Hoy, en pleno siglo XXI, los españoles propietarios de viviendas en alquiler están empezando a comprender que el Estado no va a defender su propiedad. Y están buscando alternativas. Cuando la ley falla, aparecen los pistoleros, llámense Clint, Alan o desokupa. Y en España ya han aparecido.
El propio Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha constatado que las denuncias por ocupación han caído en la Comunidad Valenciana a la mitad. ¿Éxito de la nueva ley socialista? No. Simplemente los propietarios han dejado de molestarse en denunciar porque saben que no sirve para nada. La ley les obliga a 'negociar' con quien ocupa su casa ilegalmente antes de recurrir a los tribunales. Un insulto añadido al daño.
Mientras tanto, los plazos para recuperar una vivienda se han disparado desde que Sánchez llegó al poder: de doce a veintiún meses. En otros países europeos se tarda horas. En Reino Unido, ocupar ilegalmente te lleva a la cárcel. Aquí, te llevan flores o hacen manifestaciones en tu honor.
El Gobierno lleva siete años mareando la perdiz. Siete años hablando de 'fondos buitre' mientras machaca fiscalmente a pequeños propietarios, que son quienes sostienen el mercado del alquiler en España. Siete años sin construir vivienda, sin incentivar la oferta, y sin atreverse a admitir lo evidente: la izquierda ha destruido el mercado del alquiler. Y ahora va camino de destruir el de la propiedad.
El resultado es obvio: nadie quiere poner su piso en alquiler. El modelo de 'construir para alquilar' ha muerto. Miles de viviendas en alquiler saldrán del mercado el próximo año. Y mientras tanto, el sueldo de los jóvenes cae, la cesta de la compra sube y acceder a una vivienda es, simplemente, imposible. No ya comprar, sino alquilar sin presentar avales dignos de un millonario de Silicon Valley. Es probable que, si tienes hijos a tu cargo ni aun así lo consigas, ya que hay tanta demanda que los propietarios o las agencias puedan elegir y prefieren no correr riesgos.
Una persona que pone un piso en alquiler es alguien que ha comprado, en ocasiones hipotecándose, una propiedad, con objeto de obtener un rendimiento sí, pero también dando un servicio a personas que no pueden, no quieren o no les interesa comprar una casa en un momento determinado.
Pero la izquierda prefiere seguir señalando culpables imaginarios. Hablan de que «no se debe especular con la vivienda». Yo pregunto: ¿Se puede especular con el pan? ¿Con la fruta? ¿Con la gasolina? Todos ganan dinero con su trabajo excepto el propietario, que debe aguantar insultos, impuestos y encima la amenaza de que alguien le ocupe su casa.
Pero el Gobierno de Sánchez sigue aprobando leyes ridículas que solo benefician a los okupas y a las mafias que viven de reventar pisos. Porque eso es lo que son muchas de estas 'okupaciones': negocio organizado. Y el Gobierno mira hacia otro lado.
De 'Raíces profundas' recuerdo una frase: «Un arma es buena o mala según el hombre que la use». La ley también. Una mala ley, en manos de un Gobierno incompetente, se convierte en un arma contra los ciudadanos honrados. Y ellos están respondiendo como pueden: recurriendo a los 'desokupas', que no tendrían razón de existir si el Estado hiciera su trabajo. El pistolero de 'El jinete pálido' decía: «No hay problema que no se pueda solucionar con un poco de esfuerzo y mucho trabajo». El problema de la vivienda no se solucionará ni en un año ni en dos, pero mejor empezar a aplicar medidas que nos acerquen a la solución del problema cuanto antes.
El otro día, frente a una oficina de desokupación cercana a mi casa (valorada con 4.9 estrellas en Google, por cierto) escuché a un hombre decir: «En dos días me desocuparon la casa y mi hija ya puede volver a vivir allí.» Dos días. El Estado, veintiún meses. Las cifras hablan solas.
Cuando el sheriff no sirve, o está al servicio de quien trae problemas, los pistoleros mandan. Y en la España de hoy, los pistoleros ya están sobre el terreno porque la ley se ha rendido.
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