El primer desaparecido de la DANA en Valencia: José, el camionero a punto de jubilarse al que paró la lluvia en el camino

A este experimentado trabajador de 64 años se le perdió la pista a primera hora del martes pasado, tras advertir a la empresa a la que se dirigía sobre la crecida del río en l'Alcúdia

Esto es lo que se sabe de los muertos y desaparecidos por la DANA en Valencia con datos oficiales

Directo | Última hora de la Dana en Valencia

Imagen de archivo de José Hernáiz Montoro AYUNTAMIENTO DE SAN LORENZO DE LA PARRILLA

José residía en Valencia, pero tenía sus raíces en Cuenca. A punto de jubilarse, la mitad de sus 64 años habían transcurrido en los innumerables kilómetros que había hecho por carretera con su camión. El martes 29 de octubre se le perdió la pista ... cerca del barranco de Benimodo, cuando intentaba llegar a un vivero de l'Alcúdia.

A la una de la tarde, agentes de la Guardia Civil y el empresario que lo esperaba en la localidad valenciana encontraron en buen estado su vehículo, de color blanco, en esta zona de caminos rurales. No había rastro de su único ocupante.

Para entonces, el helicóptero del Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia ya había rescatado a varios conductores atrapados en carreteras de la comarca de la Ribera Alta. Las lluvias torrenciales se estaban cebando con esta zona, inundando viviendas y calles y desbordando barrancos, desde primera hora de la mañana.

A la cabina del camión no llegó a entrar agua, lo que mantuvo la esperanza de encontrarle con vida

Muchos municipios habían suspendido las clases para evitar desplazamientos ante la alerta meteorológica activa por la DANA, un aviso naranja que con el transcurso de la jornada pasaría a rojo. La catástrofe estaba en marcha y José Hernáiz Montoro, miembro de una familia de camioneros y conductor experimentado, ya la había visto venir.

Alrededor de las nueve de la mañana, había advertido por teléfono al responsable del vivero al que se dirigía del caudal que llevaba el río Magro. El filtro de aire del camión se había mojado y el vehículo se había detenido. El interlocutor le aconsejó que no se arriesgara y pidiera ayuda al 112 si se veía en apuros. Tras esa última comunicación, ya nadie pudo volver a contactar con él.

El dispositivo de búsqueda activado, al que se sumaron los bomberos, no dio sus frutos. La familia de José hizo un llamamiento en redes sociales y en los medios de comunicación para intentar encontrarle, ante la hipótesis de que hubiera abandonado el camión para evitar ser arrastrado por la corriente y se hubiera refugiado del temporal en algún sitio elevado. Había esperanza: a la cabina no había llegado a entrar agua. En las batidas que llevó a cabo su hijo Samuel participaron también, durante largas jornadas y de manera incansable, sus mecánicos y los trabajadores del vivero al que iba.

Tras cinco días de angustia, el cuerpo sin vida de José fue localizado a unos 300 metros del vehículo que era su herramienta de trabajo, en el límite del término de l'Alcúdia con el de Guadassuar. Su fallecimiento ha causado una gran conmoción en San Lorenzo de la Parrilla, la localidad que le vio nacer y se ha mantenido en vilo esperando buenas noticias.

En la calle principal de esta pequeña población conquense de 1.100 habitantes residió durante tres décadas, antes de marcharse por trabajo a Valencia junto a su mujer y sus dos hijos. Allí, donde seguía manteniendo muchos amigos, regresaba varias veces al año, cuentan a ABC sus vecinos, a los que la familia ha agradecido las muestras de cariño. Con ellos seguían compartiendo los días de fiesta en el pueblo.

«Mi padre ha sido un hombre humilde, tranquilo y sacrificado durante su vida al volante. Ha dado respeto y amor a todas las personas con las que ha trabajado y ese es el amor que estamos recibiendo ahora» desde «todos los rincones de España, de quienes han tratado con él», señala Samuel Hernáiz, hijo de José, en una líneas remitidas a este periódico.

Su hijo le recuerda como «un hombre bueno y sencillo que pasaba por la vida desapercibido, pero dejando huella»

Así es como le describen y como le recordarán los suyos, como «un hombre bueno y sencillo que pasaba por la vida desapercibido, pero dejando huella». Un amante de la lectura que aprovechaba sus ratos libres en el camión para recrearse en las páginas de un libro. «Estaba en paz consigo mismo y con los demás, y así se ha marchado. Estaba preparado, y nos lo decía siempre, para intentar ayudarnos. Por eso realmente nunca se habrá ido del todo y nos sabrá guiar», sostiene Samuel.

«Un ejemplo de persona y de trabajador, como tantos otros que han sufrido esta catástrofe en estos días. Pero el amor, tanto por el trabajo como por los demás, siempre prevalece. Es lo que va a hacer eternos a él y a quienes lo tengan», sentencia.

José, que tantas veces había tenido que lidiar con tormentas, granizo y hasta hielo, se convirtió en el primer desaparecido de un temporal histórico que los valencianos no olvidarán nunca. Su historia es también la de centenares de víctimas mortales de una tragedia que nadie frenó a tiempo y tantas vidas ha truncado. Por desgracia, la lista que él inició todavía no se ha cerrado.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios