Pompa y circunstancia

Anteayer se vivió en la Villa y Corte, una jornada de esas que rememoran las de la reina Victoria Eugenia y el rey Alfonso XIII, sí, de las que anhelábamos los defensores del buen gusto, los amantes de las tradiciones y los amigos de lo ... políticamente incorrecto. La Corona, desde buena mañana, sacó toda su artillería –nunca mejor dicho- para homenajear al Presidente de la República Argentina y a su flamante esposa. Un acto que a partir de esta fecha se va a repetir para todas las visitas de Estado. El majestuoso agasajo continuó por la noche en el mismo escenario que horas antes, el Palacio Real de Madrid. Desde que Felipe VI llegó al trono en 2014, este recinto regio ha ido cobrando un protagonismo -Deo gratias- perdido anteriormente, pues recordemos que el anterior soberano era bastante proclive a la celebración de la mayoría de actos, en su vivienda privada, el Palacio de la Zarzuela, quedando el Palacio de Oriente para pocas ceremonias anuales: Cartas Credenciales, Pascua Militar, 12 de Octubre y cenas de Estado. Juan Carlos I, decidió prescindir de la Corte, y mal aconsejado sin duda, extendió todo ello a cualquier acto en el Palacio Real, con ánimo de no soliviantar a los enemigos, que seamos prácticos.