Un libro sobre «Ausentes» difuntos para ayudar a ausentes en vida

Y está dedicado a dar protagonismo a otros alicantinos más anónimos, que igualmente están ausentes, pero en vida, porque el Alzheimer les va minando su memoria inexorablemente ante la impotencia de los suyos. Para ellos han dedicado sus esfuerzos los autores de esta obra, cuyas ventas contribuirán a financiar a la asociación de enfermos y familiares afectados por esta enfermedad. La presentación está prevista este viernes a las ocho de la tarde en su sede, en la avenida Miriam Blasco.

Vicente Ramos, Sergio Balseyro, Robert Gómez i Pérez, Margot, Paco Camarasa, Pepe Bauzà, Enrique Lledó, Joaquín «Quino» Domenech y K-co Sánchez (el orden es aleatorio, igual que el elegido por Martín Sanz) son los nombres propios de esta «crónica» que discurre por rincones tan emblemáticos y apreciados de Alicante como La Casa del Gobernador, La Galería Italia, El Pou de la Neu o El 1915.

«Ha sido una especie de exorcismo, pero no entendido como sacar el diablo, sino algo positivo, recuerdos, sensaciones, tratar momentos y romper esa barrera de lo profesional para llegar a la persona», explica el autor.

¿Se trata de un compendio exclusivamente para un público mayor, que conozca a estos personajes, no para jóvenes? «Este libro les puede enseñar que hay gente que ha hecho cosas muy importantes, tanto en el ámbito empresarial, como en la escultura, en la literatura... cada uno en su espectro creativo», subraya Sanz, que como ejemplo de esta grandeza tan cercana, entre los alicantinos, menciona a «Paco Camarasa, que avisaba a un amigo para ir a tomar una copa, y unas horas antes había recibido el premio Oscar de los cómics».

Sin querer «contaminarse» con los testimonios de otros que habían conocido a estos alicantinos, el periodista se ha limitado a tirar de su propia «hemeroteca personal», con recortes, sobre todo, de ABC, El Mundo y el desaparecido La Prensa de la Provincia de Alicante , cabeceras en las que ha publicado.

Sin olvidarse de la tarea ardua de su compañero inseparable de aventuras literarias, Juan Carlos Soler, consciente de que «cualquier texto sin una buena imagen no dice nada». Esta parte gráfica «fundamental» ha requerido de gestiones de varios meses para buscar imágenes -más allá del archivo propio- en algunos álbumes de familia. No es de extrañar que tanto los parientes como el escritor han derramado «alguna lagrimita» en el proceso.