El primero de los asaltos aconteció sobre las cinco de la tarde del 13 de febrero, en la calle Ángel Guimerá de Valencia, cuando el condenado abordó a un joven, menor de edad, se hizo pasar por policía y le acusó de robar teléfonos móviles.
Tras ello, abofeteó al joven, le quitó el terminal valorado en ciento treinta euros, y lo conjunto a empujes hasta la sede de la Jefatura Superior de Policía , donde le obligó a que esperara junto a un coche policial para después marcharse del lugar.
Dos días después, el penado pidió dinero a un viandante en una calle del centro de Valencia , al que también intentó agredir con un cuchillo llegando a herirle en el antebrazo derecho.
Minutos más tarde, se desplazó hasta la plaza Ciudad de Brujas, donde asaltó a un tercer hombre que se encontraba hablando por teléfono, propinándole varias bofetadas, aunque tras un forcejeo no consiguió robarle ningún objeto.
La sentencia, que no es firme y se puede recurrir ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana , recoge que el asaltante cometió los delitos con sus facultades mentales ligeramente afectadas por un trastorno de esquizofrenia.
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