El alcalde de Alicante descarta un referéndum sobre las corridas de toros y se queda en minoría

El tripartito se ha dividido hasta el punto de que mantienen tres posturas diferentes, al tiempo que sus dirigentes se declaran igualmente antitaurinos. Así, mientras el alcalde ha declarado que «los toros se van a acabar» aunque fiándolo a un futuro a medio o largo plazo y conformándose a que siga en su ciudad «mientras vaya gente a la plaza», su vicealcalde, Miguel Ángel Pavón (Guanyar Alacant) rechaza de plano los festejos porque «cualquier maltrato animal no se puede considerar cultura» y Natxo Bellido (Compromís) se queda a medio camino: no está por «prohibir nada, pero sin un euro de subvención».

De hecho, los nacionalistas han planteado a sus dos socios dejar de dar fondos a la Escuela Taurina y exigen modificar el pliego de condiciones para la gestión de la plaza de toros, para introducir esa idea de su aprovechamiento para actividades culturales, en la línea de Guanyar Alacant, aunque sin vetar las corridas solamente por imperativo legal, ya que «están dentro del ordenamiento jurídico».

El Círculo Podemos Animalista estatal, que en Twitter se ha quejado de que otros grupos animalistas suplantan su identidad, se ha hecho eco de la información difundida el pasado fin de semana por ABC y ha instado al alcalde a «escuchar a sus socios de gobierno y consultar a la ciudadanía». No obstante, Echávarri se niega rotundamente porque «una consulta ciudadana es una dejación de responsabilidades»

De no cambiar estas disensiones en el seno del tripartito, el PSOE solo podría contar con la oposición para sacar adelante la renovación del contrato de la plaza. No encontrará reparos en las filas populares, donde su concejal Mari Carmen De España ha reclamado al gobierno local que respete «la cultura» de los alicantinos.

El alcalde no ha ocultado el factor económico. «Los toros se van a acabar, sí. A mí no me gustan pero (se acabarán) cuando nadie vaya a la plaza: El día que empresario pierda dinero, se acaban», aunque mientras apuesta por su continuidad por el «polo de atracción» económica que suponen, como se reflejó en 2016 con la corrida de José Tomás , que supuso una ocupación hotelera y hostelera en la ciudad «a reventar».