El cabecilla de la trama temía que Aldama «rajase» sobre el Delcygate

«Le preguntarán por todos, por mi, por Angola, por Ábalos, por el presidente del Gobierno, por la ministra de Defensa, por Delci, por las maletas... por todo», dice Cueto, según transcribe la Guardia Civil de aquella conversación que mantenía con la cara visible de la adjudicataria de los contratos, Iñigo Rotaeche, tras saber que Aldama había sido citado a comparecer.

Los agentes inciden en que «la preocupación que se cierne sobre Cueto sobrepasa las consecuencias fiscales de esta inspección y está relacionada con alguna cuestión que no querría que fuese mentada al actuario de la AEAT». «Esta reflexión de Cueto es reflejada en este oficio por ser temas que, según él, podrían involucrar a Aldama: le vincularían al propio Cueto y a sus negocios en Angola, al que fuera el titular del Ministerio de Transportes, – José Luís Ábalos-, al presidente del Gobierno, a la ministra de Defensa, al caso DELCI y a unas maletas», apostilla la Guardia Civil.

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Cabe recordar que este empresario se encuentra en espera de juicio y afronta 50 años de cárcel acusado de delitos de corrupción en Angola. También que Ábalos recibió en el aeropuerto de Madrid Barajas y al pie del avión en la madrugada de enero de 2020 a la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez, cuyo acceso a la Unión Europea estaba expresamente vetado por las sanciones al régimen de Nicolás Maduro. Era entonces ministro de Transportes y contaba con la confianza del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

El tema se judicializó, pero quedó archivado porque la Justicia dio por probado que Delcy Rodríguez no había entrado en suelo español, ya que las horas que estuvo en Barajas no cruzó lo que técnicamente constituye la frontera, el control de pasaportes, y se quedó en un área de tránsito. Según apuntaría un vigilante de seguridad en un acta de aquella jornada ella y su séquito tenían equipaje.

Al lado de Ábalos aquella noche estaba Koldo García. El asesor tiene relación personal con Víctor de Aldama desde al menos 2018 y está en el centro de la investigación porque se presume que le abrió las puertas de la contratación pública en el Ministerio de Transportes, cobrando una mordida a cambio. De todo esto temía Cueto que preguntasen al comisionista, como del «pase especial» que, según refería, tenía Aldama en aquella cartera.

Era el 3 de octubre de 2023 y una trabajadora suya le acababa de informar de que Aldama estaba citado ante un inspector de la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF) quince días más tarde. Hacienda investigaba el destino de las plusvalías que había obtenido con el pelotazo de las mascarillas, habida cuenta de que la empresa adjudicataria pasó en un año de no factura a declarar 53 millones y todo, por cuenta de la Administración Pública.

Piedad, la trabajadora de Cueto, le dice que Aldama se lo está preparando con un abogado, porque no puede «llegar allí en plan ¡Yo soy! y ¡Yo tengo un barco y un avión!». Ante la posibilidad de que se presentase a la cita sin un letrado a su lado, Cueto refiere su temor: que «vaya alguien allí y empiece a largar y rajar tiene un problema».

Es en este contexto en el que se produce la conversación entre Cueto y Rotaeche, donde el primero pone nombre a sus temores tras comunicarle que Aldama tendrá que ir a la inspección y «añade que cuando el inspector le diga que le niegan todos, incluido Air Europa, Aldama va a enfurecer y va a 'saltar'». Prevé elaborar una «chuleta» para el abogado del comisionista, a fin de que se prepare bien frente al interrogatorio, «porque si no va preparado, mal vamos».

Se recoge una conversación más sobre este asunto entre los mismos interlocutores pero ya el 10 de octubre. Conforme redacta la Guardia Civil, ahora es Rotaeche quien muestra a Cueto «su preocupación sobre que Aldama le dijera al inspector –se entiende que de la AEAT– que conocía al ministro –se deduce que a José Luis Ábalos– porque era Consejero de Air Europa, y que le comentara que estaba todos los días en el Ministerio –se infiere que en el Ministerio de Transportes– porque había un problema con las aerolíneas».

La desconfianza de la reacción que tendrá el presunto comisionista se explica en otro pasaje del oficio de la Guardia Civil. Cueto sostiene que Aldama «está contando la versión correcta, pero que la gente reniega de él y de sus sociedades porque lo conocen, conocen su fama de mal pagador, de 'marrullero' y porque 'es un tío que ha tenido unas relaciones que no se saben...'».

Añade que en noviembre compró MTM 180 a su «socio» del Grupo Vivir, Alfredo Ruz, y firmó «un contrato de asesoría con Globalia/Air Europa por importe de 10.000 euros mensuales». La compañía negó a la inspección que lo fuesen por transporte de mascarillas, sino «por otros temas en los que sí trabajó, fundamentalmente una línea aérea a Georgia». Aldama es cónsul honorario de ese país en Zamora, como reveló ABC. «El conjunto de negociaciones de Air Europa y el ministerio, según declaró el señor de Aldama, su cercanía con determinados funcionarios (del que se ha apuntado una persona) y sobre todo, la coincidencia temporal (marzo de 2020) propició el ofrecimiento de las mascarillas», recoge el informe.