Fernández no descarta que haya un nuevo alcalde por La Mercè

Según el dirigente popular, que de esta manera dio forma a los incesantes rumores que apuntan a que el alcalde de Barcelona no agotará su mandato (mayo de 2011), «la renuncia de Hereu no sólo sería como cabeza visible del Ayuntamiento sino el cabeza de turco de una punta del iceberg de un modelo de ciudad agotado después de 30 años de Gobierno socialista». Fernández vaticinó que puede haber nuevo alcalde «no sólo por la acción equivocada de Hereu, que se puso de manifiesto con el fracaso de la consulta de la Diagonal, sino también por la omisión del tripartito de la Generalitat que ha dado la espalda a Barcelona». Según él, el tripartito «ha privado a Barcelona» de más Mossos d'Esquadra para luchar contra la delincuencia, y mejores políticas sociales para luchar contra la crisis y los «déficits históricos» en atención a los ancianos y educación.

El líder popular recordó que el predecesor de Hereu, Joan Clos, fue elegido «a dedo», a medio mandato, sobre La Mercè de 1997 y Hereu en el mismo periodo de 2006, cuando sustituyó a Clos, quien pasó a ser ministro de Industria, Comercio y Turismo en sustitución de José Montilla, que dejó el cargo para ser candidato a la Generalitat.

El dirigente popular prevé que ahora podría producirse una situación similar, ya que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, podría promover una nueva remodelación del Gobierno en que «movería fichas ministeriales en clave municipal y autonómica». «De confirmarse, sería una nueva anomalía democrática del PSC, ya que con la única excepción de Narcís

Serra en 1979, Pasqual Maragall, Clos y Hereu iniciaron su mandato no por decisión de los barceloneses sino del PSC, y de espaldas a las urnas», criticó.

A nueve meses de las municipales, Fernández explicó que harán oposición «como alternativa de gobierno», y garantizó que en la campaña no plantearán nada que no hayan defendido durante este mandato. «No habrá conejos electorales en la chistera», aseguró, y agregó que mantendrán un discurso «desacomplejado, políticamente incorrecto» sobre la lucha contra la delincuencia y la crisis, y para rectificar las políticas equivocadas en inmigración.

Uno de los primeros escollos de la recta final de mandato será la negociación de los presupuestos de 2011.