Emilio Lara gana el II Premio Edhasa con la novela «Tiempos de esperanza»

Emilio Lara (Jaén, 1968) escuchó esta historia en sus años universitarios. «El tema llevaba tiempo buscándome y se ha convertido en novela», explica. Presentada al Premio de Narrativas Históricas que convoca Edhasa en su segunda edición, «Tiempos de esperanza» recibió el voto unánime del jurado compuesto por Daniel Fernández, Jacinto Antón, Carlos García Gual, Sergio Vila-Sanjuán y Mari Pau Domínguez.

Merecía el galardón «por ser una novela coral con una estructura admirablemente resuelta; por el interés de la trama, que nunca decae, poniendo la documentación al servicio de la historia para narrar la cruzada de los niños en época medieval; porque consigue desarrollar varias intrigas paralelas, con personajes siempre vivos y bien trazados en distintos escenarios, y porque en la novela trasciende una fuerte dosis de humanidad».

La noticia sorprendió al escritor y colaborador de ABC cuando impartía una clase de Bachillerato sobre la I Guerra Mundial. Antropólogo y licenciado en Humanidades, Lara subraya el factor emocional que «humaniza» la cronología histórica: «Tan importante como la historia del cine, la historia de los de abajo, la microhistoria, la historia oral o las relaciones del ser humano con su ecosistema».

Un «mosaico de mentalidades» para dialogar con el pasado. Autores ejemplares: El Vargas Llosa de «La fiesta del chivo», Hillary Mantell, Arturo Pérez Reverte y series como «Yo, Claudio», «Los Tudor» o «Isabel». De Vargas Llosa, a quien considera su maestro, destaca «la capacidad de describir las emociones sin caer en la ñoñería».

En «Tiempos de esperanza», el fanatismo del siglo XIII podría equipararse al populismo del siglo XXI. Autor de «La cofradía de la Armada Invencible» (2016) y de «El relojero de la Puerta del Sol» (2017), premio Andalucía de la Crítica y el Ciudad de Cartagena de novela histórica, Lara reconoce el poder de la imagen: «No concibo una narrativa que no sea cinematográfica. No se puede escribir igual que en el siglo XIX», afirma.

Como historiador apunta que la narrativa histórica, que en España conoce un boom desde la segunda mitad de los años ochenta, «no pretende suplir a la Historia, aunque algunos historiadores profesionales envidian el éxito de la novela histórica».