Orgullo propio o responsabilidad

El muy leal al partido Hereu quiere ser Tomás Gómez, aunque las presiones de la dirección podrían hacer mella

À. G./I. A.

Para muchos, no ha sido hasta que Jordi Hereu se ha visto contra las cuerdas, desasistido por su partido, cuando ha sacado el carácter, el mismo que le valió la fama de concejal resolutivo y eficaz que le aupó a la alcaldía en sustitución de ... Joan Clos en 2006. Ante los desplantes de su partido —el mayor de ellos el silencio de José Montilla—, Hereu respondía con un salto adelante, reafirmándose como candidato, un posicionamiento que pareció ser definitivo cuando la debacle autonómica del PSC.

En este escenario, Hereu parece estar gestionando con más resolución su candidatura que sus últimos cinco años en los que ha ejercido como alcalde, marcados por una política nada enérgica excepto para cometer errores de bulto. La lealtad al partido, al secretario general, le son devueltos ahora a Hereu en forma de menosprecio y desdén, y herido en su orgullo parece responder ahora con un «os vaís a enterar».

Aunque la carrera va a ser larga, hoy por hoy todo parece indicar que el alcalde Hereu no dará su brazo a torcer, convirtiéndose en un émulo del madrileño Tomás Gómez —que ganó la candidatura frente a la postulante oficial de la dirección del PSOE Trinidad Jiménez—, enfrentándose pues a Tura en unas primarias en las que a priori parte con una gran ventaja, ya que el partido en Barcelona está aparentemente bajo el control absoluto de Carles Martí, su principal valedor. Éste, al que se muchos señalan como el lastre que ha tirado de Hereu hasta el fondo estos últimos años —empezando por el fisco del referéndum de la Diagonal—, le acompañará hasta el final, unidos en el destino.

No obstante, y pese al anuncio de que quiere brega, todavía se desconoce la capacidad de resistencia de Hereu a las presiones —más o menos directas, más o menos limpias— que puedan llegar desde la dirección nacional para que se retire, sobre el papel la solución menos traumática para el partido.

El peso de las encuestas

Profundamente implicado en el PSC —no es un verso libre como Pasqual Maragall o posteriormente Joan Clos—, el carácter llano, nada divo, del primer edil de la ciudad, puede llevar precisamente a pensar que al final Hereu actuará de manera responsable si le convencen de que con Tura igual aún se puede ganar. Como ya hizo el PSOE con Tomás Gómez, a Hereu le van a enseñar las encuestas, las mismas que pronostican una debacle en Barcelona si él es el candidato. Ayer mismo se especulaba que con Hereu el PSC quedaba incluso por detrás del PP.

Frente a Hereu, Montserrat Tura, una de las figuras más valoradas del anterior etapa del tripartito, donde incluso salió airosa y con nota de la nada fácil consellería de Interior. Ex alcaldesa de Mollet, a Tura se le reconoce tanta capacidad política como ambición. Al igual que sucedió con un Mascarell al que desalojaron de Cultura para dar la consellería a ERC, Tura no repitió en Interior porque el área le tocaba a ICV, una decisión que la ahora aspirante a candidata tiene clavada como una espina, del mismo modo que soportó mal su escasa proyección en la nueva etapa en el Parlament.

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