La mujer de Mainat, imputada, desahuciada y lejos de sus hijos

El desahucio de Angela Dobrowolski del domicilio que la pareja compartió durante una década, y que ahora registraba un trajín de entradas y salidas de personas de lo más variopinto, no responde al proceso judicial por el supuesto intento de homicidio, sino por el del divorcio, que transcurre paralelo. La juez había concedido a Mainat el uso de la vivienda y, de acuerdo con esa decisión, la comitiva encabezada por el Juzgado de Instrucción de Primera Instancia 16 de Barcelona llegó ayer a la mansión, en el barrio de Horta, pasadas las ocho de la mañana. Una hora después, Dobrowolski dejó el domicilio y los Mossos cambiaron la cerradura de la puerta principal.

La mujer de Mainat había podido frenar un primer desalojo. Fue el pasado 23 de octubre y lo consiguió alegando que la casa pertenecía a una sociedad de la que ella era administradora. El juzgado le dio cinco días para demostrarlo, pero transcurrido ese plazo el desahucio ha acabado consumándose. La comitiva judicial -formada por la secretaria judicial, un gestor, tres mossos, un médico forense, un notario y un procurador- no encontró resistencia . La resolución judicial dictaba que debía desalojarse de la mansión a Dobrowolski y a «cualquier otra persona que se halle en el interior de dicho domicilio». No hizo falta. Cuando la comitiva llegó a la vivienda, allí solo estaban Dobrowolski y sus abogados. La mujer de Mainat, según explicaron a Europa Press algunos vecinos, se había preocupado días antes de sacar muebles y lámparas con ayuda de personal de mudanzas. Finalmente, Mainat, legítimo propietario, recuperó las llaves.

El disfrute de la mansión de Horta no era la única batalla legal en la que se batía la malograda pareja. En el mismo proceso judicial, Dobrowolski perdió la custodia de los dos hijos menores que tiene con el productor. La estocada a sus intereses respecto a sus hijos se la dio recientemente el juzgado que investiga el supuesto intento de asesinato: decretó, como medida cautelar, y tras pedirlo Mainat y la Fiscalía, que Dobrowolski se mantenga alejada al menos un kilómetro no solo de Mainat sino también de los niños. Eso sí, podrá comunicarse con ellos.

Si esperar el desenlace de un proceso judicial que podría acabar sentándola en el banquillo por intento de homicidio se antoja por si mismo angustioso, el desahucio de la mansión en la que vivió diez años y la retirada de la custodia de sus hijos amenazan con convertir en un calvario los próximos meses de Angela.