Mi reino por un contrato

Fue entonces cuando pronunció la célebre frase: «Un caballo, mi reino por un caballo», en un último intento por salvar la vida.

Si Ricardo viviera en la Barcelona de 2021, desgobernada por Colau y el PSC de Collboni, vería como cada vez más los dirigentes del Ayuntamiento de Colau tienen que afrontar varias demandas judiciales por su cuestionable gestión y, en especial, por dar subvenciones y contratos de manera directa, a dedo, como mínimo sospechosa para la Justicia, a los afines de la alcaldesa y sus concejales.

Concesiones al Observatori DESC, donde trabajaba Colau antes de dar el salto a la política, a la PAH, donde Colau forjó su imagen pública de activista, entre otros. Algunos de ellos han quintuplicado su patrimonio durante el desgobierno de Colau, los últimos seis años.

A todo ello, hay que sumarle la infinidad de contratos con un coste de un euro inferior al límite de los 15.000 euros que supone que se tiene que realizar un concurso público para su adjudicación, y todo ello a pesar de las advertencias del interventor municipal, que ya en 2016 avisaba a la alcaldesa y a su desgobierno de estas prácticas poco transparentes y plausibles de ser investigadas.

Colau empieza a recordarme al Rey Ricardo III en sus últimos momentos de la batalla de Bosworth, rodeada y sin escapatoria, mientras empieza a gritar en su último aliento y desesperación. ¡Un contrato, mi reino por un contrato!

Luz Guilarte es regidora de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona