Constitucionalismo de brazos caídos en Cataluña tras la quiebra del 1-O
Desde la pandemia el movimiento anti ‘procés’ vive una desmovilización equiparable a la del independentismo
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Iniciar sesiónEl 8 octubre de 2017 Barcelona asistió a la manifestación constitucionalista más colosal de su historia. Un millón de personas salieron a la calle para responder al referéndum ilegal del 1-O y alertar de la aceleración del proceso independentista. Unas semanas después, el 29 ... de octubre, tras la DUI, los contrarios a la secesión volvieron a tomar las calles, en esta ocasión avalados también por el PSC, que se vio arrastrado a la cita tras el éxito de la primera marcha. Esta segunda cita llenó de nuevo Barcelona con otro millón de asistentes. Cuatro años después, el constitucionalismo catalán vive un momento de desmovilización casi total , equiparable a la que atraviesa también el independentismo.
Detrás del desánimo constitucionalista está, paradójicamente, el fracaso de las intenciones del soberanismo. Desactivada la posibilidad de una secesión ‘inminente’, las manifestaciones y acciones ‘reactivas’ de los contrarios al ‘procés’ se han frenado en seco. La guerra fraticida sin cuartel que protagonizan las distintas facciones del independentismo catalán también ha contribuido a alentar la desmovilización unionista, cuyas entidades y partidos parecen haber bajado los brazos. Claro ejemplo de esta situación fue el fracaso de Manuel Valls en las últimas elecciones municipales o los resultados de las catalanas de febrero de este año, cita en la que partidos como Ciudadanos o el PP sufrieron con especial dureza la bajada general de la participación.
Aunque la movilización callejera , e incluso electoral, nunca fue un punto fuerte de los catalanes no nacionalistas, la pandemia y la crisis del ‘procés’ parecen haber borrado del mapa un movimiento que llegó a aspirar a ser una alternativa al catalanismo. Así lo reconocen varios dirigentes de entidades consultadas por ABC quienes, no obstante, hacen un llamamiento a participar de las manifestaciones que tendrán lugar el próximo 12 de octubre. En paralelo, advierten de que aunque el independentismo ya no llene tampoco las calles, sigue contando con un importante poder institucional y una gran influencia mediática, cosas que los partidos y entidades constitucionalistas no tienen hoy en Cataluña.
«El riesgo del ‘procés’ sigue allí, y por eso hay que salir a la calle y reivindicar la España constitucional, el respeto al pluralismo político y el Estado de derecho», explica a este diario José Domingo, presidente de la entidad Impulso Ciudadano . «En Cataluña la desproporción es obvia, la Generalitat y los medios públicos incentivan la participación a actos independentistas mientras el Estado ha adoptado aquí una actitud pasiva», lamenta Domingo. Con la mirada puesta en las escenas de acoso que sigue sufriendo el constitucionalismo –sin ir más lejos el escrache sufrido por S’ha acabat! en la Universidad Autònoma de Barcelona– desde Impulso Ciudadano apuestan por seguir denunciando «los excesos» del soberanismo.
Desde el Club Tocqueville , ‘think tank’ del constitucionalismo liberal, su secretario general Albert Guivernau lamenta la «desilusión» que impera entre los no independentistas. «El constitucionalismo debería ofrecer un proyecto para Cataluña alternativo al del soberanismo, una fórmula que genere ilusión y alimente los lazos entre Cataluña y el resto de España y Europa», reclama. Asimismo, alerta que no se puede seguir viviendo de las «rentas» de las movilizaciones de 2017 ni del discurso con el que el Rey Don Felipe frenó al ‘procés’ tras el 1-O.
Desde Societat Civil Catalana , entidad que capitaneó la respuesta civil constitucionalista a la embestida de 2017, su presidente, Fernando Sánchez Costa , apuesta por mantener la presencia y el trabajo para evitar que el soberanismo «ocupe todo el espacio» en Cataluña. «Notamos una reactivación del constitucionalismo civil, soy optimista, lo importante, más que las grandes movilizaciones, es hacer un trabajo constante, inteligente y paciente orientado a buscar una hegemonía cultural para darle la vuelta a Cataluña. Vemos ese interés en las organizaciones sociales, que son muchas y muy variadas. La desmovilización independentista es más fuerte e intensa, como hemos visto este 11 de septiembre y en el aniversario del 1-O. De hecho, creo que se ha desinflado completamente, el desconcierto es mayor allí», resalta antes de advertir, no obstante, que el riesgo de una secesión en el plazo de cinco o diez años, sigue estando presente en Cataluña.
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