El archivo del Liceu se viste de gala

El vicepresidente de la Sociedad del Gran Teatro del Liceo, Manuel Busquet, ha subrayado en la presentación del acuerdo que "lo más significativo de este archivo es su continuidad, ya que ningún otro teatro español y pocos de Europa tienen documentada su actividad administrativa, artística, escenográfica y musical día a día".

La "suerte", recuerda Busquet, es que el archivo, que ha estado guardado hasta ahora por los antiguos propietarios del Liceo y que es "en gran parte inédito", ha sobrevivido a dos incendios, a revoluciones, a la Guerra Civil española y a la bomba anarquista del siglo XIX. El investigador del Departamento de Arte y Musicología de la Autónoma Francesc Cortès ha señalado que se trata de un archivo de ópera "atípico" por la naturaleza de institución privada de su propietario.

El archivo comprende 4.917 documentos y 357 contenedores, entre los que figuran más de 600 partituras, 700 fotografías de época, 600 placas fotográficas en vidrio, 500 programas de mano y 80 diseños escenográficos, así como 600 documentos administrativos como contratos de cantantes, planos del teatro y la documentación de las obras que se hicieron durante 134 años.

Una de las piezas más singulares del archivo es el "Diario del conserje", en el que se detallaba cada día lo que había sucedido en el teatro: las revoluciones, los problemas en las Ramblas, las manifestaciones, el famoso atentado con la bomba Orsini, los cambios en la moda, los incidentes, las modificaciones en el teatro o la primera instalación eléctrica. Aunque Joaquim Iborra recogió hace unos años en un libro una selección de las entradas escritas desde 1862 a 1981 en 26 volúmenes, pero "queda por estudiar aproximadamente un 70%", advierte Cortès.

En el fondo de partituras se recogen desde la primera ópera que se representó en el Liceo en 1847, "Ana Bolena" -curiosamente la que está actualmente en cartel- hasta las óperas de autores catalanes que se representaron o manuscritos de los concursos de óperas convocados durante la primera mitad del siglo XX. Cortès no descarta que en los dos años que durará la investigación y digitalización puedan surgir "sorpresas", pues son unos fondos en su mayoría inéditos.