Albert Soler: «La democracia independentista solo es buena cuando ganan ellos»

Era una palabra en desuso, pero con Puigdemont ha recobrado vigencia. Consulté el diccionario de la RAE: persona vividora y desaprensiva. En la próxima edición podrían añadir una foto de El Vivales zampando mejillones en Waterloo.

Hay una izquierda que los blanquea. Iglesias comparó a Puigdemont con los exiliados republicanos.

Puestos a comparar, yo lo compararía más bien con el Dioni. Lo que pasa es que la lucha de clases consiste en saber en qué clase estás. Iglesias y El Vivales son de la Internacional del Chalé: el uno en Galapagar y el otro en Waterloo.

La Cataluña independentista se mueve a golpe de eslogan y cultiva poco el raciocinio…

Por ejemplo, «¡Cuanta dignidad!» Se escuchaba cuando el juicio del Supremo. De dignidad, nada. En lugar de asumir sus culpas, dijeron que era una broma, que no los castigaran, lloraban…

«Queremos votar», otro mantra independentista. Y luego aplazan el 14-F con la excusa sanitaria.

La democracia independentista solo es buena cuando ganan ellos. Si no, se aplaza. Queremos votar siempre que nos sea favorable.

¿El aplazamiento perjudicaba al efecto Illa?

Si te dicen que es por motivos sanitarios y tú eres el ministro de Sanidad te ponen contra las cuerdas.

A la imputada Laura Borràs le perjudicaba retrasar las elecciones...

Junts per Puigdemont, o como se llame, se ha distinguido por sus candidatos imputables. Borràs ya viene imputada de serie. Si cae de la lista por sus asuntos pendientes con la justicia dará paso al victimismo.

Un victimismo que identifica al secesionismo con los oprimidos por un estado represor.

Es fácil localizar oprimidos. Casoplón en urbanización, piscina, un césped que ríete tú del Camp Nou. Todo rematado con estelada y lazo amarillo. Yo vivo en el extrarradio de Gerona. Los trabajadores y los inmigrantes no tienen tiempo suficiente para proclamarse oprimidos. Para ser un oprimido de esos has de tener muchos cuartos.

Gerona, la capital de la Cataluña auténtica, según Torra, frente a la «impura» Barcelona. ¿Cómo es la vida del disidente?

Hicieron una pintada en el diario, pero no he tenido mayores problemas. Es más: mucha gente me para en la calle, los bares o la playa para felicitarme. Eso sí, en voz baja. Y yo lo entiendo: si dependes de un negocio o un sueldo de funcionario en la Generalitat… Gerona es una ciudad pequeña y todo el mundo se conoce.

Después están los indultos que pueden caer en este semestre.

La izquierda en Cataluña y el resto de España, el PSC en particular, han sido muy tímidos con el independentismo por miedo a ser tachados de poco catalanes o, directamente, de fachas. Con su «dejar hacer» y ese afán por pasar página rápido, PSC y Comunes van a perder votantes potenciales. De ser indultados y tras el fracaso, por infumables, de los libros que han escrito en prisión, los Junqueras, Forn, Rull, Turull, Romeva y compañía se dedicarán a ir de gira por las televisiones y radios del régimen.

Algún día habrá que hacer algo con TV3…

Hay mucha gente que solo conecta con la llamada «televisión nacional»: reciben una información reñida con la objetividad y la verdad. TV3 y la escuela son los fundamentos del proceso independentista.

Acabará antes la pandemia que el procés…

No sé si será así, pero la pandemia ha confirmado lo que algunos intuíamos: que Cataluña tenía un gobierno de inútiles. La crisis del coronavirus requería políticos en mayúscula y aquí no los hay.

Les siguen votando…

Queda mucha gente que sigue votando con el lazo amarillo. No castiga en las urnas la gestión infumable del gobierno de Esquerra y Junts, y prefiere seguir con sus pasiones oníricas.

Dicen que lo volverán a hacer…

Cataluña es para algunos una sociedad pacífica y para otros, cobarde. Que cada cual saque sus conclusiones.

Si la República no existe habrá que ir al psiquiatra…

Si un psiquiatra estudiara al Vivales hallaría alguna patología. Cualquier día lo vemos con un embudo diciendo que es Napoleón. A partir de ahora, el trabajo psiquiátrico será tratar la depresión de tanta gente miserablemente engañada.