Un yacimiento arqueológico confirma el vínculo de la UAO-CEU con Martín el Humano, el último rey catalán

A la espera de concluir el proceso de estudio de lo encontrado, entre lo que destaca la base de una prensa, tres depósitos, un horno y restos de aceitunas, lo que indica que aquel lugar estaba relacionado con actividades de explotación agrícola; se ha podido verificar el hallazgo de restos de un edificio o estructura que hunde sus raíces en el siglo XIV y estuvo en funcionamiento hasta mediados del siglo XV. También se han documentado fragmentos de cerámica importada de Siria en el mismo período. La zona del campus de la UAO CEU en la que se han localizado estas estructuras es parte de lo que antaño fue la finca de Bellesguard, lugar en el que el rey Martín I el Humano fijó su residencia entre los años 1408 y 1410. En Bellesguard fue donde contrajo segundo matrimonio con Margarita de Prades (1409) poco antes de morir sin descendencia, puesto que su hijo Martín el Joven falleció ese mismo año en Cerdeña.

Otro aspecto que ha quedado contrastado por los trabajos arqueológicos sobre el terreno, dirigidos por la arqueóloga Mireia Crespo, es que las almenas de la linde existente entre el campus de la UAO CEU y la Torre de Bellesguard son de la Edad Moderna y no de la época bajomedieval, por lo que no es una obra original de Gaudí, sino que éste se limitó a replicarlas en la muralla de la Torre, según subraya el también arqueólogo Iván Salvadó, perteneciente a la empresa ABANS Serveis Culturals.

Para el rector de la Universitat Abat Oliba CEU, Rafael Rodríguez-Ponga, la irrupción de estos restos supone una «metáfora» en el momento actual en que se acometen unas obras de ampliación, ya que «el nuevo edificio nos muestra el futuro», mientras que, por otro, las excavaciones nos hablan de una «universidad enraizada en la historia y la cultura». Los hallazgos arqueológicos se han producido en el contexto de las obras que la UAO CEU realiza en su Campus de Bellesguard, consistentes en la construcción de un nuevo edificio y en la reordenación y nuevo ajardinamiento de los espacios al aire libre.

De los dos años que Martín el Humano pasó en la residencia de Bellesguard queda constancia de actos de gobierno emitidos desde esta sede. Una muestra de ello es la carta dirigida a los portulanos, con el mandato de obediencia a Gabriel de Fanlo, camarlengo y consejero de la reina de Sicilia, cuya versión digitalizada se conserva en el Archivo de la Corona de Aragón.

El vínculo de los terrenos actuales de la UAO CEU con la figura de Martín I el Humano inspiró la creación en 2019 de la «Cátedra Rey Martín el Humano. Conde de Barcelona», integrada dentro de la estructura de la universidad. Dirigida por la doctora en Historia Rosa Maria Alabrús, la cátedra se centra en el estudio de la relación de Cataluña con la Monarquía a lo largo de la historia. Dentro de este campo de análisis histórico general, se persigue un triple objetivo: el estudio de la imagen de la Monarquía en Cataluña, desde la época condal, de comienzos del siglo XV, hasta la época actual; contribuir al mejor conocimiento del papel de Cataluña en la reafirmación de la Monarquía a lo largo del tiempo; y robustecer la interrelación Cataluña-España-Europa-América, a través del análisis de la función trascendental que la Corona ha tenido y tiene en esta articulación.

Martín I el Humano (1356 –1410) fue rey de Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña, conde de Barcelona (1396-1410) y rey de Sicilia (1409-1410). El reinado de Martín el Humano estuvo condicionado por dos circunstancias fundamentales: la herencia siciliana, que le llegaba por vía materna y le llevó a la toma de Sicilia en favor de los intereses de su hijo, Martín el Joven, y la muerte de éste, en Cagliari (1409).

El rey Martín el Humano enviudó de su primera mujer (María de Luna), y la muerte de Martín el Joven, el único hijo que le quedaba con vida, le condujo, a instancias del Consejo del Ciento, a contraer matrimonio con Margarita de Prades. El enlace se celebró en 1409, en la residencia de Bellesguard. Pero, cansado y enfermo, el rey falleció a los ocho meses y medio de haberse casado sin haber engendrado un heredero ni designado un sucesor aceptado por los sectores nobiliarios.

Esta situación dio lugar a un bienio de transición de dos años que concluyó en 1412, con el denominado 'Compromiso de Caspe', que suponía la entronización de su sobrino Fernando de Antequera, perteneciente a la dinastía Trastámara. De este modo, Martín I el Humano fue el último soberano de la corona de Aragón emparentado en línea directa con la casa de Barcelona. Como subraya Rosa María Alabrús, la fórmula encontrada en Caspe puede considerarse un testimonio de «coherencia con la tradición pactista de la Corona de Aragón» y una decisión prudente que «evitó un conflicto entre territorios de la propia Corona».

Martín I destaca por haber sido un humanista, cualidad a la que debe el apelativo con el que ha pasado a la Historia. Según destaca la doctora Alabrús, el rey «tenía pasión por las humanidades, fue un hombre típicamente renacentista. Se le consideró -añade- un buen orador. Tenía un buen discurso y, cuando hablaba, demostraba que había leído a los clásicos y su formación bíblica», concluye. La compañía de personajes como Bernat Metge o Francesc d'Eiximenis evidencian también esta faceta culta del monarca, expone la directora de la cátedra. Además, fue «clave» su papel en la implantación de estudios universitarios y «se esmeró en la preparación de estudios generales».

La historia del liderazgo catalán está íntimamente ligada a Cerdeña. En esa isla murió en 1409 Martín el Joven, rey de Sicilia, hijo legítimo de Martín el Humano. El heredero falleció tras haber derrotado la rebelión sarda en la batalla de Sanluri. Fue una hazaña bélica de la época, es decir, acompañada de una feroz y cruel aniquilación del pueblo sardo después de someterle a un férreo y largo asedio.

Dice la leyenda que los supervivientes sardos ofrecieron a Martín el Joven una doncella que lo envenenó o le contagió una enfermedad que le llevó a la muerte. Los historiadores se inclinan a pensar que el heredero legítimo de la Corona de Aragón fue víctima de las epidemias provocadas por los cuerpos en descomposición de los sardos pasados por las armas. En Sanluri conmemoran cada año su particular 11 de septiembre con la dolorosa representación de Sa Batalla, que recrea aquella dramática derrota. La súbita muerte del heredero catalán de la Corona de Aragón truncó la historia, pero no la vinculación de Barcelona con la Corona y, por extensión, con los Reyes de España.

Martín el Humano murió un año después que su hijo legítimo, y la historia nos cuenta que el polémico Compromiso de Caspe, que finalmente dio la corona a Fernando de Antequera, se produjo como consecuencia de que el Papa Benedicto XIII incumplió la promesa contraída con el difunto rey de apoyar a su nieto ilegítimo, el infante Federico de Luna, hijo natural de Martín el Joven. Pero también la oligarquía catalana tuvo su protagonismo, entonces sumida en luchas internas de los condados, cuyas tensiones territoriales y sociales se manifestaron en la venta del título de conde de Urgell para así tener un rey foráneo, desconocedor de todo y, por lo tanto, más títere para controlar y someter mejor al pueblo.