Entrevista
Juan Milián: «Illa está replicando aquello que sabemos que acaba mal y en amarga decadencia»
El nuevo senador designado por el Parlament, el único que tiene el PP catalán, advierte de que el líder del PSC y Pedro Sánchez siguen «las mismas lógicas perniciosas del 'procés', la misma falta de respeto por la verdad»
La multirreincidencia enquista la percepción de inseguridad en Barcelona
La década del 'procés' y la inseguridad: «Estuvimos ensimismados, la preocupación era declarar la independencia»
Milián, elegido nuevo senador del PP catalán
Barcelona
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Iniciar sesiónJuan Milián (Morella, Castellón, 1981) fue designado senador por el Parlamento de Cataluña el martes, sustituyendo así a Lorena Roldán, quien dejó el cargo para centrarse en la actividad política de la cámara autonómica. Milián, todavía concejal en el Ayuntamiento de ... Barcelona, en el equipo de Daniel Sirera, y coordinador general del PP catalán, alrededor de Alejandro Fernández, atiende a ABC en su primera entrevista a un medio tras ser designado miembro de la Cámara Alta. Lleva diez años asesorando a los presidentes de los populares en Cataluña, vivió el momento álgido del 'procés' en el Parlament y es autor de dos libros de cabecera para los liberales españoles. Milián viaja a Madrid sin abandonar Barcelona.
-¿Dejará el acta de concejal?
-Me despediré en el próximo pleno del Ayuntamiento de Barcelona para centrarme en el trabajo del Senado que es, fundamentalmente, un trabajo en Cataluña defendiendo la libertad, la igualdad y la concordia. Un buen trabajo del PP catalán es clave para conseguir el cambio que España necesita, acabar con estos tiempos oscuros del sanchismo y recuperar la ilusión por un proyecto común para todos los españoles.
-Ha estado dos años en el ayuntamiento, ¿qué puede aportar ahora en el Senado?
-Más allá de la experiencia en la política municipal, que es una política de calle, de contacto directo con los vecinos y sus problemas, y que es una vacuna contra las abstracciones, creo que, modestamente, también puedo aportar mi experiencia en el ámbito de los análisis y los estudios, en la batalla de las ideas. Esta es fundamental. Lo sabemos en Cataluña, donde hemos sufrido intoxicaciones por malas ideas, por populismos de diferentes tipos. Se hace necesario un reequilibrio ideológico. Todos los gobiernos de la Generalitat se han sustentado sobre las mismas ideas. Salvador Illa gobierna con las ideas del nacionalismo. Defiende una Generalitat tan grande como ineficaz, y desprecia la libertad y el pluralismo de la sociedad, limitando así nuestro potencial económico y cultural. Asfixia con los impuestos más elevados de España y con nefastas regulaciones que, por ejemplo, no permiten resolver la falta de vivienda asequible para los jóvenes. Eso también son ideas. Malas ideas en este caso. La izquierda tiene un proyecto ideológico contrario a la propiedad, porque pretende una sociedad frágil y dependiente del poder político. Otra batalla, y esta también la he podido librar en el ayuntamiento, es la inseguridad creciente. En Barcelona hay al menos 400 delincuentes que viven de robar. Y eso es así porque el PSOE quiere. Porque no pone los medios policiales necesarios ni tampoco suficientes recursos en la Justicia. Pero también porque frena el endurecimiento del Código Penal que serviría para acabar con la multirreincidencia tal y como propone el PP en el Congreso. La izquierda protege más al delincuente que al comerciante, y eso es también una mala idea. En definitiva, tanto la experiencia como las buenas ideas son fundamentales para una política eficaz en defensa de la libertad, la seguridad y la prosperidad.
-Dice que Illa gobierna como los nacionalistas y usted ha escrito que el 'procés' se ha extendido a toda España. ¿El 'procés' sigue vivo y, si es así, cree que se es consciente de ello fuera de Cataluña?
-Los que hemos sufrido el 'procés' en Cataluña venimos, de alguna manera, del futuro. Pedro Sánchez lo ha trasladado a toda España. El sanchismo sigue las mismas lógicas perniciosas del 'procés'. Es la misma falta de respeto por la verdad: relatos ficticios, falsas promesas, mentiras descaradas… Es el mismo uso partidista de las instituciones forzando al máximo la legalidad y despreciando cualquier límite o control. Y, lo peor de todo, es la división artificial de la sociedad. Para el separatismo había unos catalanes de segunda. También para el sanchismo hay unos españoles malos más allá de su muro imaginario. Todo lo que no sean las consignas del «puto amo» es fachosfera. Esta política fragiliza y fractura la sociedad. Destruye la confianza entre los españoles solo para mantenerse en el poder. Es causa de decadencia. Salvador Illa también sigue esa política. No insulta, porque va de yerno ideal, pero humilla. Humilla al constitucionalismo al coger cientos de miles de votos de constitucionalistas e irse a Bélgica a entregárselos a Carles Puigdemont. Ha degradado la presidencia del gobierno de la Generalitat convirtiéndose en un mero emisario de Sánchez. Se está replicando aquello que sabemos que acaba mal, que acaba en amarga decadencia. Si no se le pone freno pronto, toda España sufrirá lo que se sufrió en Cataluña. Y los daños sociales y económicos costarán de revertir.
-¿Que plantea el PP para evitar esta decadencia?
-La única esperanza es que Alberto Núñez Feijóo llegue lo antes posible a la Moncloa y con fuerza suficiente como para gobernar en solitario. La fragmentación solo provoca inestabilidad y parálisis. Será necesario aplicar una ambiciosa agenda de regeneración democrática para recuperar la confianza en las instituciones. El gobierno deberá dejar de hacer política de la división. Hay que derribar el muro entre los españoles. Basta ya de ese populismo que inventa enemigos y no busca soluciones. Y será también necesaria una agenda de prosperidad. La clase media se está empobreciendo en España. Y eso es peligroso. El poder adquisitivo cae y la deuda crece. Aumentan los impuestos, pero no mejoran los servicios. Es caldo de cultivo de la frustración y hay que revertirlo. Es necesario un gobierno, como el que ofrece el PP, sin un discurso radical, pero con políticas altamente reformistas.
-Desde algunos ámbitos se acusa al PP de endurecer su posición respecto a la inmigración para tratar de atraer al votante de Vox. ¿Qué relación debe tener el PP con Vox?
-Hay una legítima preocupación por la inmigración. No se puede mirar hacia otro lado como hace el PSOE. Tampoco se puede hacer demagogia como hacen otros. Hay que hablar del reto de la inmigración y hacerlo con responsabilidad. Debemos identificar dónde están los problemas y abordarlos. Próximamente, el PP presentará su Plan Nacional sobre Inmigración en Barcelona. Y será un plan riguroso: ni fronteras abiertas ni la expulsión de todos los inmigrantes. Es necesario un mayor control de las fronteras, y conseguir orden y legalidad. El inmigrante por el hecho de serlo no es ni una víctima ni un delincuente. Debemos tener claro que los derechos comportan deberes. Que debe existir integración y respeto por nuestros valores constitucionales. Y si se delinque, expulsión. ¿Inmigración? La necesaria. ¿Delincuentes? Ni uno. Y, por otra parte, la residencia o la nacionalidad española no pueden ser un regalo. Deben merecerse.
-Hace unos días se celebró el debate de política general en el Parlament y el PSC votó en contra de celebrar un referéndum. Esto podría tener consecuencias en la relación de Junts con el PSOE en el Congreso. ¿Cree que Puigdemont romperá con Sánchez?
-El separatismo no gobierna, pero manda más que nunca. Le interesa un Estado débil y, por eso, está feliz con el PSOE. Con Illa, las políticas nacionalistas han avanzado más que nunca. Las consejerías de lengua y cultura están en manos de separatistas declarados, y mantienen las políticas en contra del bilingüismo, por lo tanto, en contra de sentencias judiciales, en contra de los derechos y de las oportunidades de los catalanes. Otro ejemplo: la acción exterior de la Generalitat tiene más delegaciones que en la época del 'procés'. Es un despilfarro que no se dirige a atraer inversiones, sino a espantarlas. Por otra parte, Puigdemont también es cómplice de todas las políticas del sanchismo y de todos sus escándalos. No ha conseguido nada para mejorar la vida de los catalanes. Solo quería solucionar sus problemas judiciales y avanzar en la salida del Estado de Cataluña. Ahora Junts está en riesgo de extinción. Alimenta el odio contra España, pero le ha salido un duro competidor en Aliança Catalana. Pura hispanofobia.
-Como dirigente del PP catalán, ¿valoran llegar a algún tipo de acuerdo o pacto con Junts si estos rompen con Sánchez para forzar un adelanto electoral?
-España necesita un adelanto electoral porque necesita un cambio inmediato, pero las amenazas de Puigdemont a Sánchez tienen la misma credibilidad que una encuesta del CIS. Siempre se desdice en menos de ocho segundos. El PP se centra en construir una alternativa real al sanchismo y, por eso, nos dirigimos directamente a los catalanes, como al resto de los españoles, que quieran poner fin a las políticas de confrontación y quieran un Estado que funcione. Y Junts, evidentemente, no está ahí.
-La situación del PP catalán es siempre recurrente. Va y viene el debate sobre si el PP catalán debe convertirse al catalanismo, como Ayuso al madrileñismo y Moreno Bonilla al andalucismo…
-El PP es y tiene que ser el PP. No me gustan las etiquetas porque simplifican y limitan. Prefiero hablar de principios. Somos el partido que defiende la libertad y la igualdad. Y defendemos la catalanidad dentro de una España unida. Queremos que Cataluña vuelva a liderar desde la concordia. En las pasadas elecciones autonómicas obtuvimos un gran resultado con un plan para Cataluña, que era un plan profundamente liberal para poner de nuevo Cataluña en marcha. Era libertad y concordia. Y también añadimos seguridad y prosperidad. Defendemos la necesidad de un gobierno mejor y de un gobierno para todos. Debemos mejorar la sanidad y también una educación pública que actualmente es un desastre. Y lo podemos hacer con impuestos más bajos, con impuestos razonables que fomenten la actividad económica y generen un círculo virtuoso. Y defendemos el pluralismo. La Generalitat debe respetar también los derechos de aquellos que defendemos el bilingüismo. El giro debería hacerlo Illa, un giro hacia la sensatez, porque sus políticas son tan nocivas como las del pasado.
-¿Lo de Gaza es un genocidio?
-Lo que ha pasado en Gaza es una tragedia. Es una tragedia que afecta a familias, a niños inocentes. Israel es un Estado democrático, por lo tanto tiene derecho a defenderse, pero no hasta la vulneración de derechos humanos. Ahora estamos ante una gran oportunidad: un plan de paz aceptado por todos los actores implicados. Puede ser el fin de Hamás y el inicio de una paz duradera. El foco tiene que estar ahí. En la liberación de los rehenes y en la llegada de ayuda. No es hora de alardes de falsa superioridad moral como la Flotilla o esos boicots, como el de la Vuelta, que son autoboicots contra España. Parece que a cierta izquierda le fastidie la paz después de haber usado electoralmente el sufrimiento de los palestinos.
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