El autor del doble crimen de Gerona fue detenido en abril en una operación contra el tráfico de drogas

El incidente, que se produjo tras una discusión entre integrantes de dos clanes de etnia gitana, causó altercados posteriores. El primero, el que protagonizaron allegados de las víctimas, tratando de acceder de forma violenta a las Urgencias, donde los habían trasladado. Allí, los Mossos tuvieron que blindar el acceso. Posteriormente, la Policía catalana desplegó un gran dispositivo en el barrio donde se produjo el tiroteo, Font de Pólvora.

De hecho, el entorno de los fallecidos destrozó la casa del presunto autor de los disparos, en otro municipio cercano, Vila-roja (Gerona), donde, precisamente, los investigadores localizaron el arma de guerra con la que habría atacado a las víctimas. Fue unas horas después de que también encontrasen el vehículo del sospechoso. En este caso, apareció calcinado en Mont-ras.

El Cuerpo catalán también blindó ayer el velatorio de los fallecidos, para evitar nuevos altercados, e incluso llegó a desplegar al grupo de élite, el GEI. Tras la Junta de Seguridad en Gerona, que se ha celebrado este jueves, Prieto se ha comprometido a «luchar para evitar que haya armas de guerra en Cataluña».

La Policía catalana lleva años alertando de la proliferación de incidentes con armas de fuego vinculados, principalmente, al tráfico de drogas. Sobre todo, marihuana. Que la comunidad sea el gran vivero de esta droga, para su posterior distribución por territorio europeo, comporta la implantación de organizaciones criminales y, con éstas, proliferan los robos a plantaciones para sustraer la hierba. En muchas ocasiones, con heridos de bala.

Durante el año pasado, fueron 71 los homicidios registrados en Cataluña. Muchos de ellos, vinculados al tráfico de drogas. La cifra supone un incremento del 12 por ciento respecto a los doce meses anteriores. Son casi el doble de los registrados en la Comunidad de Madrid, y los mismos que en Andalucía, según recoge el balance de criminalidad del Ministerio del Interior. Las tentativas aumentaron también en la comunidad catalana, cerca de un 20 por ciento. De 209 a 239. De hecho, el año pasado crecieron todas las tipologías delictivas, a excepción de los robos con fuerza en domicilios.

Entre las preocupaciones de la Policía catalana, la proliferación de armas de fuego. Entre otras, para custodiar plantaciones de marihuana. En los últimos 12 meses, el Cuerpo desmanteló 429, lo que significa un promedio de 1,2 al día. Los tiroteos entre clanes rivales –que los Mossos tengan constancia– rozaron el medio centenar.