El archivo de Anagrama se queda en Barcelona

Las expectativas no se vieron defraudadas. El fundador de Anagrama recibió la medalla de la Fundación Formentor por una trayectoria editorial abonada por la «sensibilidad» y una «independencia elegante que ha servido de para los agentes activos de la cultura», en palabras de Baltasar. Las bibliotecas de los últimos cuarenta años no tendrían la misma riqueza si desaparecieran de sus estanterías los títulos de lo que José Manuel Lara calificó de «peste amarilla», añadió.

A la concesión de la medalla siguió el anuncio de que el archivo Anagrama, que tantas conjeturas ha suscitado en los últimos años acerca de su venta a Biblioteca de Catalunya de la Generalitat o a la Biblioteca Nacional del Ministerio de Cultura, se queda en la editorial. Son 1.405 registros y 33.213 hojas ordenadas en 129 archivadores. Javier Marías es el autor que ocupa más fondo (más de dos mil hojas) seguido de Juan Antonio Masoliver Ródenas, Carmen Martín Gaite, Álvaro Pombo o Antonio Tabucchi. Aunque la documentación de otros autores es menos numerosa, en torno a las trescientas hojas, no deja de ser importante ya que aporta datos de escritores como Enrique Vila-Matas, Roberto Bolaño, Adelaida García Morales o Rafael Chirbes.

Los fondos, que gestionará Lali Gubern y podrán ser consultados por los estudiosos, brindarán suficiente material para una nueva colección, «Fundación Feltrinelli. Archivo Herralde» que iniciará su andadura con la publicación de la extensa correspondencia del editor de Anagrama con Hans Magnus Enzensberger.

La muerte del pensador alemán y amigo de Herralde desde la fundación de la editorial que inauguró la colección Argumentos con los ensayos de 'Detalles' ha supuesto «una pérdida abrumadora» para el editor barcelonés que lamenta no haberlo visitado más a menudo, al igual que sucedió la también fallecida Patricia Highsmith: «Sacrificamos los viajes placenteros a grandes amistades por los de trabajo», lamentaba Herralde.