Anna Grau, candidata de CS en Barcelona: «El bilingüismo será una de nuestras líneas rojas en el Ayuntamiento»
La nueva líder municipal de la formación naranja aspira a« »rescatar« la capital catalana »de las cenizas« del gobierno de Ada Colau
Anna Grau gana las primarias de Ciudadanos en Barcelona
Barcelona
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Iniciar sesiónAunque es una apasionada de su ciudad natal, Anna Grau se marchó de Barcelona en 1998 por trabajo y a pesar de que no pensaba volver la vida la trajo de vuelta a España. Y fue entonces cuando, tras ver que defender las libertades tanto ... en Cataluña como en España eran «un deporte de riesgo», entró en política activa como diputada del Parlament por CS. Ahora da un paso más y será la candidata de la formación naranja para la ciudad de Barcelona en las próximas municipales en lo que ve como «un reto emocionante» con el que confía llegar a gobernar la capital catalana.
—¿Cómo afronta este reto?
—Dejé una Barcelona con sus defectos, como todas las ciudades, pero que confiaba en sí misma y tenía prestigio, y ahora me he encontrado una ciudad que sigue teniendo mucho potencial pero que necesita salir del 'colauismo', de la 'norcorealización' del Eixample, de la economía del intervencionismo exagerado y del desconfiar del talento y el empresariado. Tenemos que rescatar Barcelona de estas cenizas.
—Ciudadanos acaba de vivir una profunda renovación a nivel estatal. ¿El proyecto para Barcelona sigue como siempre?
—Los cambios son buenos. Y yo veo un paralelismo entre Barcelona y CS: somos capaces de despertar mucha ilusión a unos y, a la vez, ser el enemigo a abatir para otros. Barcelona y Cataluña son mejores con CS, que nació para denunciar lo que la vieja política no hacía. Lo veo, por ejemplo, con el PSC, que ha reclutado a Maria Eugènia Gay, delegada del Gobierno en Cataluña y que no ha hecho nada para acabar con los cortes de la Meridiana. En el Ayuntamiento de Barcelona hay mucho engaño, mucha política de cortina de humo y hay que decir las cosas como son.
—¿Tienen ya cerrada su lista?
—Tenemos sorpresas agradables. Será la lista del reencuentro con personas que, en un momento, perdieron la fe en el partido. Alguno se habrá ido a sitios menos nobles pero la mayoría acabaron en la abstención, porque en el fondo quieren volver a creer en nosotros. Por eso haremos una lista para volver a un proyecto regenerador.
—¿CS debe capitalizar el voto constitucionalista?
Medida propuesta
«Quiero pensar en todos y por eso crearé una concejalía específica para los mayores de Barcelona»
Anna Grau
Candidata de CS
—CS se fundó por la cobardía de todos los demás: si el PSC no hubiera abandonado el constitucionalismo y el PP no fuera un partido fallido en Cataluña, no habría tenido que nacer. Ahora todos quieren coger nuestra bandera y algunos si te pueden pegar una patada lo hacen. Yo no soy lo mismo que Valents ni que el PP porque no comparto sus posiciones, por ejemplo, sobre la eutanasia o el aborto ni tampoco la política del lobby, que me parece legítima pero que beneficia a determinadas élites. Yo quiero pensar en todos y por eso crearé una concejalía específica para los mayores de Barcelona. En todo caso, puedo llegar a acuerdos con ellos, o con otros partidos: estamos trabajando en un programa muy compacto. Tendremos, eso sí, un frontal de líneas rojas innegociables, como el bilingüismo.
—¿Alguna otra línea roja?
—La más clara es que es cósmicamente imposible un pacto con Ada Colau porque está en las antípodas de lo que promuevo.
—Hablemos de programa. ¿Cuáles serán sus ejes de campaña?
—Yo ofrezco un compromiso de verdad: lo que digo que voy a hacer, lo voy a hacer. Yo sé, por ejemplo, que no podré echar para atrás las superillas, que para mí son un desastre. Hay quien quiere llegar a la alcaldía prometiéndolo, como el que prometió que nunca indultaría a los presos o que nunca legalizaría la malversación. Está claro que seguridad, limpieza o acceso a la vivienda también son prioridad pero la cuestión es cómo se llega a ello y para ello es fundamental pegarle un hachazo a la fiscalidad. Yo bajaré el IBI un 15% lineal a todo el mundo y con ahorrarnos lo que gasta Colau en sus entidades afines y romper hermanamientos con Tel Aviv o en hacerse fotos con el top manta, podremos resolver mucho.
—A nivel de seguridad, ¿más agentes son la solución?
—En Barcelona ya hay mucha policía (Guardia Urbana, Mossos, Policía Nacional) y a veces no colaboran entre ellos, pero hay un problema mayor y es que no tienen la debida autoridad para actuar. Se nota con los temas de okupación o multireincidencia y era muy evidente con los cortes de la Meridiana. La policía tiene que recuperar la autoridad, tener más efectivos y mucha más proximidad.
—¿Qué propone en materia de urbanismo y movilidad?
—Moverse por Barcelona, o aparcar, es un desastre y parece hecho con una clara voluntad. No podremos volver atrás con todo pero podemos empezar por deshacer algunos estruendos, como los cojines berlineses, los palos o las estúpidas vallas puestas para teóricamente pacificar y que, a la práctica, impedirían que los bomberos llegaran a una emergencia. Los carriles bidireccionales se van a acabar y los patinetes y bicicletas no pueden seguir campando a sus anchas y tendrán que tener más obligaciones. También necesitamos mejor transporte público: nosotros nos comprometemos a que el Metro funcione las 24 horas todo el fin de semana y festivos.
—¿Hace falta un gran cambio a nivel de políticas económicas?
—Hay que dejar de recaudar como una piraña y cambiar de arriba abajo la fiscalidad para que esté al servicio del crecimiento de la ciudad. Por eso hay que quitar presión con los impuestos a la clase media. Yo voy a crear una concejalía de autónomos para quitarles burocracia y para darles ayudas, que yo las quiero para ellos, no para los manteros. Además, seguiremos denunciando que el actual sistema de pensiones no funciona y que hay que revisarlo porque ahora mismo es una estafa piramidal. Es que hay mucho por hacer, pero a la práctica el Ayuntamiento se pasa mucho tiempo haciendo política de gestos. En la medida que pueda, eso se va a acabar.
—¿Y qué papel debe pasar a jugar Barcelona en las relaciones entre Cataluña y España?
—Tiene que dejar de ser un problema para ser una oportunidad. Es lo mismo que ha ocurrido con la rotura del hermanamiento con Tel Aviv, que ha hecho que el Consistorio se ponga a opinar sobre la política internacional. Estas arrogancias y soberbias se tienen que acabar porque los servidores públicos trabajamos para todos.
—Sin embargo, parece que estas elecciones volverán a ir de comunismo o independentismo...
—Modestamente, lo mejor para Barcelona sería que la alcaldesa fuera yo. Yo me voy a presentar a la investidura, quiero visualizar que CS aspira a gobernar o a cogobernar. Cataluña no será normal hasta que haya un presidente de la Generalitat o una alcaldesa de Barcelona de CS. Y mientras eso no llega, voy a ir al Ayuntamiento con las líneas rojas de respetar el bilingüismo o bajar un 15% el IBI. Tampoco daremos un cheque en blanco a nadie: prefiero estar en la oposición con dignidad. Yo aspiro a que CS sea un partido transformador y decisivo y la transformación no se consigue cambiando cromos en la oscuridad, sino teniendo claras tus prioridades y defendiéndolas.
—¿Y la alternativa del PSC puede ser esta vez real?
—Si el señor Collboni empieza a decir la verdad será bienvenido a la política. El pecado del PSC en estos años es haber prometido unas cosas y hacer otras. Porque al final, la única virtud de la señora Colau es que la ves venir de lejos, tan de lejos que me asombra que aún esté en el panorama municipal. Pero creo que se acaba su tiempo en Barcelona porque no conozco a nadie que esté contento con la situación actual.
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