UN TIEMPO PROPIO
Castilla y León en fiestas
Es triste ver que terrenos que antes daban abundantes frutos, hoy día están descuidado y nadie se ocupa de ellos
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Iniciar sesiónA lo largo del verano en cientos de poblaciones de Castilla y León se celebran fiestas populares en honor a sus patronos y patronas. Muchas de estas fiestas incluyen romerías y ferias. Otras llenan de color y alegría a poblaciones que durante los otros meses ... del año llevan una vida monótona y muy dependiente del ciclo agrícola. Las fiestas de las últimas semanas del verano conmemoran una tradición ancestral que hunde sus raíces en la tradición y en la historia de Castilla y León. Se celebra la cosecha que es la que garantiza la subsistencia de la población para todo el año. Durante meses se ha trabajado la tierra siguiendo un proceso muy estricto para conseguir el fruto que permite seguir el curso de la vida.
Tenemos el deber de conservar y mejorar las condiciones de vida de los agricultores y ganaderos. Son ellos los que nos proporcionan a diario los medios para poder alimentarnos, vestirnos y, en definitiva, seguir teniendo una vida cómoda y agradable. Son ellos los que con su cuidado amoroso consiguen que podamos disfrutar de unos alimentos sanos y nutritivos. El campo a lo largo de los años se ha ido despoblando. Hemos vivido y vivimos un éxodo interior de los pueblos a las ciudades. Es triste ver que terrenos que antes daban abundantes frutos, hoy día están descuidado y nadie se ocupa de ellos. Alguna vez escuché a un agricultor decir mientras el grano recién cosechado se almacenaba en el silo, «este es el verdadero oro de Castilla». Y no le faltaba razón. Sin ese «oro» nuestra vida sería mucho más triste, incómoda e insana.
El llamado sector primario ha sido quien ha soportado el desarrollo económico de Castilla y León. Los productos que se producían y se comercializan son excelentes en cualquier de sus muchas especialidades, basta con ver la carta que presenta «Tierra de Sabor» para advertir que los competidores tienen muy complicado mejorar esa oferta en cualquier ámbito: vinos, quesos, embutidos, conservas, salazones, encurtidos, etc. etc.
Los productos de nuestra tierra llenan las estanterías de los supermercados y tiendas de barrio; deleitan los paladares más exigentes de españoles y extranjeros; llevan la fama y el sello de calidad de Castilla y León más allá de las fronteras y hasta las antípodas. ¿Qué podemos hacer? Potenciar este regalo que cada año nos ofrece una tierra dadivosa después de cuidarla con esmero y paciencia para que dé de sí lo mejor que atesora sin cansarse y sin dejar de cumplir con su cita anual.
No es de extrañar que Castilla y León estalle en fiestas para celebrar la generosidad de una tierra que sigue ofreciendo sus productos generación tras generación. Una celebración que debe movernos a ser más cuidadosos con nuestro campo, con los agricultores y ganaderos tratando de valorar su esfuerzo y dedicación con ayudas que fomenten la dedicación a estas actividades económicas tan necesarias para garantizar una buena vida para todos.
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