Una primavera en pleno enero da el relevo a la borrasca 'Juan' en Castilla y León

Valga de ejemplo la provincia de Soria, las más fría del país en este pasado fin de semana. Hasta los -10,9 bajó el mercurio en el municipio de San Pedro Manrique el sábado por la mañana y a -9,2 en la ciudad. Hoy a mediodía se esperan 20 grados.

Es consecuencia de un bloqueo anticiclónico que impedirá esta semana la entrada de borrascas y dejará «temperaturas mucho más altas de lo habitual», con máximas de entre 13 y 20 grados en las capitales de provincia y que serán más probables en las zonas altas sin nieblas ni estratos, según apunta el jefe de Predicción de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Castilla y León, Jesús Gordaliza.

En verano «lo llamamos olas de calor» y en invierno «episodios de altas temperaturas». En todo caso, escenarios extremos en los que las máximas exceden los valores normales. Ambas situaciones se vienen repitiendo «en los últimos años», explica.Sea como fuere, este semana y «probablemente» las dos posteriores se verán marcadas por este fenómeno meteorológico que dejará temperaturas más comunes de «abril». En algunos rincones, como en la ciudad de Soria, se registrarán cifras que no se anotan desde los años cuarenta en este mes del año; y en otras como Ávila, por la que este sábado se veían bajar trineos sobre las laderas de la muralla, se prevé batir récord de máxima en enero -el anterior es de 17 grados en 1960-.

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En ambas ciudades se llegará a los 20, la misma cifra que se augura también en Segovia, otra de las más afectadas por la nieve y el frío que sembró 'Juan'. En Salamanca se esperan hasta 18 grados, 15 en Burgos, 14 en Valladolid y León y 13 en Zamora y Palencia. Las mínimas rondarán los 5 grados en las principales ciudades.

 Además de una primavera en pleno mes de enero -que llega después de un mes de diciembre que ya registró temperaturas «anormalmente altas» en algunas zonas-, el bloqueo anticiclónico traerá consigo nieblas matinales y también dejará «pocas precipitaciones», que podrían dar una tregua a los episodios de crecidas que arrastra la Cuenca del Duero, cuyas aguas se han abierto paso en los últimos días a través de pueblos, carreteras y campos sin perjuicio de que el deshielo que deje el calor pueda, por otro lado, aumentar el caudal.