«Ningún daño» en las tallas por el derrumbe de la Vera Cruz de Valladolid
Pinceles y brochas de pelo suave, aspiradores y mucha delicadeza para limpiar las imágenes de Gregorio Fernández que sortearon la caída de la cúpula de la iglesia
La Cofradía confía en estar en Semana Santa «dentro de la iglesia»
Valladolid
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Iniciar sesiónDos restauradoras del Centro de Conservación y Restauración de la Fundación Edades del Hombre, inclinadas frente a 'El Señor Atado a la Columna' (1619), limpian con toda la delicadeza de la que son capaces y con la única ayuda de una pequeña brocha y ... un bastoncito una de las más perfectas imágenes de Cristo, si no la que más, que salió de la gubia del imaginero Gregorio Fernández. La serenidad del rostro del crucificado, a pesar de su dramatismo, y sus ojos profundos parecen aceptar la labor a la que están entregadas las dos jóvenes. Muy cerca, la Virgen de la Vera Cruz, sin aderezos, flores o peana, solo una talla en madera policromada, que es la sencilla y clara plasmación del dolor de una Madre, a la que otra operaria limpia con tanta suavidad como esmero.
Son dos de las 14 piezas que se encuentran actualmente en un 'taller temporal', una especie de 'hospital' de tallas instalado en la catedral de Valladolid. Proceden de la iglesia de la Vera Cruz, de la que han tenido que salir después de que el pasado día que el 25 de junio se produjese el derrumbe de su cúpula durante unas obras de restauración.
No hubo heridos, a pesar de lo espectacular de un suceso que dejó un agujero en el techo del templo que, a día de hoy, sigue a la intemperie. Por eso, tras el desconcierto inicial, la primera preocupación era sacar de la iglesia, propiedad de la Cofradía de la Vera Cruz, sus imágenes, algunas de las obras más representativas del barroco y de la Semana Santa de Valladolid, creadas por Gregorio Fernández para la hermandad. Y así se hizo durante el viernes de la pasada semana y este lunes, de la mano de técnicos de la Fundación que han coordinado el traslado hasta la Catedral en dos camiones especializados en mover este tipo de patrimonio.
Al frente del equipo está Consuelo Valverde, encargada de coordinar todas las actuaciones que comenzaron cuando accedieron por primera vez al templo. «El impacto de entrar en una iglesia en la que se ha derrumbado la cúpula fue tremendo; todo lo que se puede decir con palabras es poco», reconoce la también directora del Centro de Conservación de Las Edades, cuyo primer objetivo era acceder al camarín, retablos y hornacinas para comprobar si se habían producido daños. Y la primera impresión fue «muy positiva, sin grietas, ni cascotes que hayan impactado».
La siguiente medida fue poner en marcha el operativo para el traslado de las imágenes, algo «prioritario» más aún cuando las predicciones eran de lluvia y el templo estaba sin tejado. Y así se hizo de forma que desde el lunes la Catedral tiene en sus dependencias 14 piezas que se han instalado en dos 'talleres temporales' para proceder a su valoración y limpieza. Comparten sala las obras de Gregorio Fernández 'El Señor Atado a la Columna, el 'Ecce Homo', ‘Nuestra Madre la Virgen de los Dolores de la Vera Cruz’' y 'El Descendimiento', que, dada su dimensión, se ha desmontado para poder ser transportado, así como 'La Oración del Huerto', de su discípulo Andrés de Solanes.
El trabajo, que se realiza con pinceles y brochas de pelo suave y aspirador, manual o mecánico, ya ha comenzado con todas las tallas y, según Consuelo Valverde, se puede asegurar «gracias a la rápida actuación, que la acumulación de polvo con la humedad no ha quedado compactada». «No ha habido que lamentar ningún daño», señala, aunque puntualiza que «hay que seguir viendo cómo evolucionan las tallas« tras unos tratamientos «exhaustivos de limpieza y revisión», aunque afirma tajante que hay «cero afectación» en las imágenes. En este sentido detalla que el leve hundimiento de parte del suelo, al caer la cúpula hacia el interior, «ejerció como una amortiguación» e hizo que no se movieran las sujeciones y las tallas no sufrieran.
Durante esos días se ha limpiado el polvo de las piezas y realizado un seguimiento diario de la policromía para detectar posibles levantamientos que, de momento, no se han encontrado. Una tarea que están documentando minuciosamente con fotografías que servirán para certificar estas actuaciones para el futuro. Las labores las realiza un equipo de ocho personas, repartidas entre los dos talleres, que también se trasladarán a la sede de la Cofradía donde se encuentran las imágenes más pequeñas, como 'La Borriquilla'.
Valverde asegura que en dos semanas habrá concluido su trabajo y las tallas estarán listas para su salida, en principio, hacia la iglesia de San Miguel, donde ya está el 'Ligmun Crucis'. Otro 'viaje' para el que tanto la Cofradía como la Archidiócesis quieren que contar con el pueblo fiel así que, aunque aún no se ha tomado una decisión definitiva, puede ser en procesión. «Sería factible», asegura la directora del Centro de Conservación y Restauración de Las Edades, que, terminada su labor, hará entrega formal a la hermandad de todas las piezas que han chequeado y a las que, afortunadamente, no ha habido que 'curar'.
La Archidiócesis, dispuesta a colaborar en la reconstrucción
Una vez superado el susto, ahora toca mirar al futuro para la reconstrucción de la cúpula y que el templo vuelva a abrir sus puertas. Con la mirada puesta en la Semana Santa, aunque no está claro de qué año, «lo importante ahora es saber qué se puede hacer y cómo», asegura el delegado diocesano de Patrimonio, Jesús García Gallo, quien cree que «habrá que mantener las volumetrías existentes», dado que el templo está en la calle Platerías, declarada Bien de Interés Cultural, situada el casco histórico de la ciudad. Y aunque aún es pronto para hablar de la financiación de una obra cuyo coste se presupone «alto», García Gallo afirma que la Archidiócesis está «dispuesta a colaborar». En cualquier caso, mantiene que «hay una voluntad general de sacarlo adelante pronto», por lo que confía en que la actuación administrativa «no dure más que la obra civil».
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