La Medicina que todos quieren

Por su parte, Salamanca y Valladolid, las dos únicas que cuentan en Castilla y León con esta carrera desde hace años, ya han respondido a la petición del Ministerio de Sanidad de aumentar sus plazas para formar a más médicos de cara al curso que viene. Serán un 15 por ciento más los puestos que ofrezcan, pero tienen claro que para poder asumir ese incremento que el Gobierno reclama necesitan más presupuesto. «Formar a un estudiante de Medicina cuesta 15.000 euros por curso», recuerda el decano de la facultad salmantina, José Carretero, que confía en que el desembolso necesario llegará con el compromiso de 50 millones más que el Ejecutivo central ya ha presupuestado para este año. «El coste más importante es en profesorado», reconoce, «pero también en el mantenimiento y modernización de los medios e instalaciones».

Fundamental será también la ampliación de las plazas MIR para que los médicos que acaban inicien su especialidad. Esto es clave, ya que hace tan solo unos años las facultades tendían a reducir su oferta para que sus estudiantes no se quedaran sin plaza en esa formación, que es precisamente lo que les acredita para poder ejercer en el sistema público. «Por eso Salamanca se ha decidido a dar el paso», comenta el decano, y, con la financiación comprometida, lo hará con la «misma calidad». Así, el próximo curso se sumarán 27 alumnos más a los 180 que entran cada año en sus aulas de Medicina. Más difícil será poner remedio al problema del profesorado. «En general, todas las facultades en España estamos fatal», indica, porque la tasa de reposición cero establecida durante años y las jubilaciones pasarán factura más pronto que tarde. «En Anatomía, se jubilarán cinco en el mes de septiembre», lamenta .

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En Valladolid, el próximo año acogerán a 219 estudiantes, relata el decano de su facultad, José María Fidel. De nuevo, asegura que la principal dificultad está en el relevo de los docentes. «Más alumnos requieren más prácticas y más profesorado para no perder la calidad» de una enseñanza en cuya formación hay que tener «responsabilidad», detalla. El mayor escollo está, dice, en la acreditación y en la exigencia en los requisitos para poder ser profesor. Requiere una valoración externa de los méritos, la investigación, publicaciones... Tanto para aquellos que son «vinculados» y siguen con su actividad asistencial, como para aquellos que se dedican en exclusiva a la docencia. «Quizá el que está trabajando en el hospital no tiene tanto tiempo para investigar y las otras cuestiones que se exigen. Por eso, pedimos que se tenga en cuenta también específicamente la actividad asistencial para ejercer en estas facultades», indica.

En paralelo, las ciudades de Burgos y León enarbolan aún con más fuerza que en ocasiones anteriores su petición de tener también una facultad de Medicina. En ambos casos consideran viable su propuesta y cuentan con el apoyo de sus ciudades -los ayuntamientos han aprobado por unanimidad mociones de respaldo-. De hecho, desde la institución académica burgalesa, su rector, Manuel Pérez Mateos, consideró que la nueva facultad es perfectamente compatible con la petición de la ministra de Sanidad, Carolina Darias, de más plazas a las ya existentes. Es más, el máximo responsable de la UBU aseguró haber trasladado ya su idea a la titular de Sanidad y que ésta le respondió que le parecía «una buena idea».

«Se necesitan más médicos en Castilla y León y en toda España, y por tanto la creación de una o incluso dos facultades de Medicina en nuestra región contribuiría a fortalecer nuestros servicios de atención sanitaria», consideró convencido Pérez Mateos. Y a esa idea se sube también León, que incluso, en una «primera toma de contacto» con el Ayuntamiento de Villaquilambre, ya ha hablado de la cesión de los terrenos en los que se ubicaría la hipotética facultad que el rector leonés, Juan Francisco García Marín, quiere que se convierta en realidad «en un futuro inmediato o próximo». Una idea que respalda también el alcalde, José Antonio Diez, que cree que se cumplen «todos los requisitos» para que la capital leonesa disponga de ese centro.

Mientras, Soria y Ávila, también con el beneplácito de sus respectivos territorios, buscan impartir los tres primeros cursos de una titulación que tiene un total de seis, una opción que ya tuvieron en el pasado y que ahora quieren recuperar.

Pero, para quienes ya cuentan con la carrera que forma a los futuros médicos, la idea no es tan clara y la llegan a tachar de «ridícula», sobre todo porque «no hay profesores», indica el rector de Valladolid, que ve prácticamente imposible que puedan ponerse en marcha nuevos centros. Con las elecciones municipales a la vuelta de la esquina lo vincula el máximo responsable de la Universidad de León. Y es que, a su juicio, se trata de una propuesta «electoral» y «muy demagógica» que aparece cuando se acercan unos comicios. «Deberíamos potenciar lo que tenemos. Diría lo mismo si se tratase de la titulación de Veterinaria, que sólo está en León, y otros la pidieran. Tiene que ser no sólo la mejor de Castilla y León, sino la mejor de Europa», concluye.

El debate ha dado el salto a las Cortes, donde han sido varios los partidos que han presentado sus propuestas al respecto. Rehazadas fueron las planteadas por el PSOE, que exigía directamente la instalación de las facultades de Burgos y León, y la de Soria ¡YA!, que llegaba avalada también con un millar de firmas recogidas en la provincia. Sí tuvo el visto bueno, en cambio, la realizada por el PP para que sea el Consejo de Universidades sea el que tome la decisión de si procede o no poner en marcha más facultades en Castilla y León.

Y ésa es, además, la postura de los dos consejeros con competencia en la materia, la de Educación, Rocío Lucas, y el de Sanidad, Alejandro Vázquez, quien considera que estas opciones pueden contribuir a 'arreglar' la situación, pero recuerda que serán soluciones «a largo plazo», puesto que los alumnos que entren ahora en las facultades tardarán, como mínimo, diez años en enfundarse la bata blanca y trabajar en el sistema.