RUIDO BLANCO
Mirar como ellos
En Valladolid, la Semana Santa es una responsabilidad histórica que impregna toda la ciudad
La ilusión Atlántica
La cabina
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónDesde que de niño llegué a esta ciudad he intentado mirar la procesión como un vallisoletano. Treinta y cinco años después no lo he conseguido aun y sigo contemplando cual turista deslumbrado ver pasar las obras de Gregorio Fernández, Juan de Juni o Pompeyo Leoni. ... Pruebo como ellos a recoger la mirada, lanzarla al Cristo Crucificado y recuperarla en los ojos anónimos de cada cofrade. No, no lo consigo. El vallisoletano los mira de otra manera. Con una mirada profunda que sujeta los sentimientos y dice a la vez que aquí no pasa nada y está pasando todo. Con las Siete Palabras entre los labios y las espadas de Las Angustias clavadas en el corazón de domingo a domingo. Hasta los vallisoletanos más descreídos reconocen en los tambores una llamada histórica, innata y primaria, ante la que hay que mostrar respeto.
En Valladolid, la Semana Santa no es solo cuestión de fe, es una responsabilidad histórica que impregna toda la ciudad por mantener un legado de arte, silencio y sobriedad a salvo de las modas del espectáculo y el bullicio. Una manera única, su manera, de mostrar todo el carácter de un pueblo desplegando con solemnidad pero sin petulancia el esplendor del barroco, el milagro dela gubia en las manos precisas.
Madera y cera. Madera y capirotes. Madera y silencio. La Semana Santa en Valladolid es sobre todo madera. Madera humilde hecha cruz y lanzadas y lágrimas y dolor y telas que mueve el viento de Jerusalén. Madera sublime tallada al mismo tiempo en sufrimiento y esperanza. Manos apesadumbradas. Rostros castellanos y contenidos en la angustia necesaria. Muecas retorcidas y desmedidas de venganza en los sayones. Biblia de madera que recorre las calles desafiando los siglos con las mismas hileras de cofrades a los lados bajo las túnicas que vistieron padres y abuelos. Madera que esculpe memoria a pesar de esconder los nudos bajo la policromía. Madera hecha futuro en la nueva imaginería que suma belleza. Madera transcendente ante cientos de miradas congénitas que permanecen cada primavera hieráticas y ceremoniosas en las aceras. Herencia y legado que también muere y resucita.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete