ruido blanco
Vencer con «b»
Si existe una batalla digna reciente es la que acaba de ganar el pueblo burgalés de Santa María de Ribarredonda
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Iniciar sesiónSi viajan a Módena podrán ver en la Torre della Ghirlandina un viejo cubo de madera y remaches de hierro. Es una réplica del utensilio que supuso allá por 1325 una de las contiendas más curiosas de la historia, la conocida como guerra del cubo ... de agua. Unos soldados de esta entonces ciudad estado se colaron en su vecina Bolonia para robar un cubo de un pozo del centro de la urbe. Fue el detonante de una sangrienta batalla en la que murieron más de dos mil personas. Por cierto, ganaron los ladrones del cubo. Entre Grecia y Bulgaria la tensión la provocó varios siglos después un perro distraído, de esos perros indisciplinados que no entienden de fronteras. A inicios del XX un soldado cruzó la línea entre ambos países persiguiendo a su mascota que se había escapado. El descuido supuso una invasión griega por acto de guerra y medio centenar de muertos. La Sociedad de Naciones tuvo que intervenir para conseguir un alto el fuego.
Por desgracia a lo largo de los siglos no han faltado razones para lanzarse a las armas. Pero si existe una batalla digna reciente (y además incruenta) es la que acaba de ganar el pueblo burgalés de Santa María Ribarredonda. Su centenar de vecinos ha luchado con perseverancia por una conquista lingüística. En los días descuidados que vivimos no se me ocurre nada más elegante y contrarrevolucionario que presumir de un triunfo ortográfico. Así Santa María Rivarredonda tiene una majestuosa iglesia del siglo XVI, un pasado romano, jacobeo y napoleónico. Santa María Ribarredonda también. Sus calles suenan igual con «v» que con «b» pero aun así sus escasos habitantes no renunciaron a la corrección histórica precisamente ahora que está de moda la descortesía hacía el pasado. «¿Pero qué más os da?», Habrán escuchado tantas y tantas veces entre risotadas. Da tan igual como los modales y las convecciones sociales que nos diferencian de los animales. Tan igual como las tradiciones y ritos que llenan la identidad de las comunidades. Tan igual como la herencia, el origen, la memoria y la tierra. Vencer con «b» es un heroísmo romántico de los que no se estilan. Para quitarse el sombrero.
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