POR MI VEREDA

Hispania sin conejos

Los propietarios de una granja de conejos de la localidad vallisoletana de Valverde de Campos han denunciado comportamientos extraños en los animales, atribuidos a la cercanía de un aerogenerador

Pixabay

Javier Castroviejo, biólogo de campo, no de salón, es una de las referencias esenciales de la ecología en España. Aúna el rigor científico contrastado con discurso apasionado del amor a la naturaleza ibérica. Con la equidad del justo, la experiencia del sabio y la conciencia ... libre que proporcionan los años, arremete igual contra la Ley de Protección Animal, por disparatada, que contra el PP y el PSOE al haber permitido con su inacción el declive de Doñana, de cuya estación fue director. Un incumplimiento sistemático de las leyes nacionales y directivas europeas que han llevado al parque nacional a su actual agonía. Porque, según explica, ahí radica la causa principal del desastre, y no tanto en la sequía y el cambio climático. También advierte el investigador pontevedrés afincado en Sevilla de los riesgos que conllevan las energías renovables en los ecosistemas y en el medio, con daños que ya empezamos a ver.

Simplemente, era cuestión de tiempo. Los propietarios de una granja de conejos de la localidad vallisoletana de Valverde de Campos han denunciado comportamientos extraños en los animales que repercuten negativamente en la producción, atribuidos a la cercanía de un aerogenerador, ubicado a menos de 300 metros. Canibalismo, mayor índice de mortandad, menor ganancia de peso y merma de la tasa de reproducción –hasta un 50% menos- conforman el sombrío panorama diario al que se enfrentan los dueños. Las conclusiones de un estudio de la Universidad Politécnica de Valencia son harto esclarecedoras: el descenso de la producción se debe a los sonidos del parque eólico. Una relación causa-efecto que se veía venir teniendo en cuenta las particularidades de la especie. Parece ser que, en los informes preceptivos a la instalación que deben efectuar sesudos técnicos de las administraciones en términos de impacto ambiental, nadie ha tenido en cuenta que allí mismo, antes que los molinos, ya había una moderna granja cunícola funcionando a pleno rendimiento, dando empleo a nueve personas. Más que cualquier huerto solar o batería de molinos.

Con tan mala fortuna, oiga –nunca mejor dicho- que el conejo es precisamente el animal doméstico con un sentido del oído más desarrollado, entendemos que proporcional a sus orejas. Tanto es así que percibe infrasonidos que no escuchamos los humanos, por lo que el zumbido de los generadores trastorna su conducta natural y altera su bienestar. En definitiva, un capítulo más en la insidiosa persecución que, por activa o por pasiva, sufre nuestra ganadería. Con el pienso por las nubes y sin forraje, el sector pecuario, el único que realmente fija población en el medio rural, se ve abocado a la ruina, asediado por los intermediarios y, ahora, para más inri, deberá plantar cara a los gigantes energéticos en los juzgados para demostrar unos perjuicios. Hispania ya no es tierra de conejos, sino una locura de renovables que destrozan los paisajes y encabronan al paisanaje. Y luego decimos que la carne es cara.

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