POR MI VEREDA

Solamente doce

Existe un movimiento internacional muy potente para crear un nuevo orden mundial, donde todos y todas seremos felices sin comer carne

Manuel Sánchez Monge, en una imagen de archivo Celedonio

Dada la proyección mediática del presidente de Cantabria, el omnisciente y omnipresente Miguel Ángel Revilla de borrado pasado falangista, apenas reparamos en que existe otra realidad tanto en los valles pasiegos como en ese hermoso litoral de la otrora provincia castellana. En Santander es obispo ... desde 2015 Manuel Sánchez Monge, palentino de 1947, que nació en Fuentes de Nava. Curiosamente, la villa donde el cardenal Marcelo González Martín pasaba los estíos y donde se retiró tras dejar la diócesis primada. Allí, en el pueblo de su madre, murió. Para los jóvenes creyentes que fluctúan entre el TikTok y la liturgia pop de verbena, puesto que su nombre no aparecerá en los libros de Historia, conviene precisar que Don Marcelo fue una figura prodigiosa de la Iglesia española. Que por donde pasó dejaba huella, por su personalidad arrolladora, su oratoria brillante, su amor al Evangelio y su compromiso social.

En los años cincuenta, las autoridades le vigilaban por sus homilías en defensa de los trabajadores y promovió la construcción de un barrio entero -San Pedro Regalado- en Valladolid. Al inicio de la democracia, se le tildaba de carca por oponerse al divorcio y al aborto. Es decir, siempre estuvo en su sitio, actuando entonces de contrapeso a otro purpurado inolvidable: Tarancón. Pues bien, hace unas semanas, el obispo Sánchez Monge habló con encomiable claridad, alejado de la postura cómoda de lo políticamente correcto, al arremeter en un artículo contra la Agenda 2030, esa nueva biblia de la progresía para evitar la llegada del apocalipsis. El prelado se expresó con una argumentación contundente que no deja lugar a equívocos: hay objetivos de desarrollo sostenible que pueden ser asumidos por todos, «pero debajo subyace una trampa. Están formulados en un lenguaje ambiguo como para presentarse a las más diversas interpretaciones. Detrás se esconde un intento de cambio de civilización, un nuevo orden mundial que cambie las convicciones de las personas. Se trata de un sistema globalista que apunta hacia un gobierno mundial no elegido ni democrático», asegura Sánchez Monge.

Aquí ya empezamos a atar cabos. Igual que el PSOE lleva desde la época de Zapatero empeñado en el cambio de régimen, en dinamitar la Transición, existe un movimiento internacional muy potente para crear un nuevo orden mundial, donde todos y todas seremos felices sin comer carne, con perros en lugar de niños y yendo en cochecito eléctrico. En opinión del obispo, se quiere dejar fuera a instituciones y comunidades cristianas. Pero ojo, que también lanza un aviso a los que siendo creyentes asumen los postulados de la Agenda para no ser marginados y seguir recibiendo ayudas, porque la fe «tiene exigencias ineludibles». Gracias, don Manuel, por iluminar a los ciudadanos que vamos a misa y marcamos la X en estos tiempos procelosos. Como en la frase atribuida a San Juan Pablo II, «tenemos que defender la verdad a toda costa, aunque seamos solamente doce». Pues eso.

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