por mi vereda
Comprensión lectora
Moralina animalista y lecciones de cultura, en esta plaza y en esta tierra, pocas
Duele el alma
Buenismo sin límite
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Iniciar sesiónLa Fundación Franz Weber, creada en 1975 por el famoso protector medioambiental suizo del mismo nombre, ha pedido que la plaza de toros de Valladolid se convierta en un recinto sociocultural de uso polivalente, que ahora vende mucho, y aloje en su interior una biblioteca. ... Porque las funciones estrictamente taurinas suman contados días al año y no dejan de ser maltrato animal. La propuesta atañe también al Ayuntamiento, dado que el coso del Paseo de Zorrilla, inaugurado el 20 de mayo de 1890 por Lagartijo, El Espartero y Guerrita con astados de Saltillo –un cartelazo de la época–, es de propiedad privada, por lo que se anima a la Administración local a que lo adquiera para su rehabilitación. Ahí es nada. Después, una vez 'lidiado' ese inconveniente, sugieren que, respetando su carácter de singularidad patrimonial, proporcionaría un uso diario a los ciudadanos como espacio de lectura y préstamo, al igual que cualquiera otra biblioteca pública, y posibilidades para acoger conciertos, representaciones teatrales, eventos deportivos...
Vamos por partes para no liarnos. Esta última opción que contemplan los ambientalistas ya es una realidad. Desde hace décadas el coso alberga conciertos más o menos multitudinarios. El último, el de Miguel Ríos. El próximo, el de la Pantoja. Pero uno todavía recuerda a Mecano, Ana Belén y Víctor Manuel o Celtas Cortos. Amplio elenco artístico, plural espectro ideológico. Los amigos de la Fundación, en su argumentario, explican que existe un descenso de público en los festejos y mencionan datos de una encuesta del Ministerio de Cultura, según la cual entre 2021 –temporada con restricciones de acceso postpandemia– y 2022 solo el 2,4 por ciento de la población de Castilla y León acudió a una plaza de toros. Datos cuestionables, a tenor del lleno de no hay billetes registrado en el festival de La Flecha del pasado sábado, con bastante público joven.
Respecto a la puesta en marcha de una biblioteca, no habría nada que objetar, pero en otro inmueble sin uso. Los libros nos hacen más libres porque ayudan a pensar y generan conciencia crítica. Fue Lorca quien sentenció que no había fiesta más culta que los toros. Y un amigo suyo, Ignacio Sánchez Mejías, el genio que hizo de mentor de la Generación del 27, un hombre de una personalidad arrolladora al que no se le resistía nada, quien precisamente en Valladolid, un 22 de septiembre de 1925, toreó por la tarde en su coso y, dos horas después, en la sede del Ateneo, pronunciaba una conferencia en la que desgranaba tres capítulos de su novela 'La amargura del triunfo'. Obra inacabada por su temprana muerte, con algunos ribetes autobiográficos y un trasfondo de la figura de Joselito El Gallo que, con denodado esfuerzo, logró reconstruir Andrés Amorós hace unos años. De manera que moralina animalista y lecciones de cultura, en esta plaza y en esta tierra, pocas. Lo entiende cualquiera que no tenga problemas de comprensión lectora.
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