POR MI VEREDA
Buenismo sin límite
Inquieta comprobar la absoluta sensación de impunidad que existe entre estos jóvenes por la pérdida de autoridad, de potestad, de mando
Soplar y sorber
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Iniciar sesiónHace cuatro años, la Junta de Castilla y León sostenía que el 92 por ciento de los menores internados en el Centro Regional Zambrana de Valladolid se reinserta en la sociedad en su etapa adulta. Es decir, solo uno de cada diez reincide en delitos, ... que suelen ser los mismos que motivaron su primer ingreso. Así lo explicaba ufana la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Isabel Blanco, que ahora, ante la escalada de violencia que se vive allí dentro, reconoce que la situación es complicada por el carácter cada vez más conflictivo de los adolescentes y jóvenes ingresados. Si la pandemia ha causado estragos en la salud mental de buena parte de la sociedad, cabe inferir que la afectación será aún mayor en los sesenta chavales –la mayoría– y chavalas que, con una mochila pesada en términos de delincuencia, están allí para cumplir medidas privativas de libertad ordenadas por los jueces de menores.
Durante los últimos meses, los altercados subidos de tono han sido una constante. En octubre, doce menores protagonizaron un motín en el patio, cuando un educador amonestó por un comportamiento inadecuado a un interno violento que, fuera de sí, arrojó adoquines y piedras contra aquel. Entonces siguieron los otros once en plan kale borroka o amago de intifada. Parece ser que las baldosas no agarran bien al solado del patio y se pueden utilizar fácilmente para lanzamiento. Porque no vayamos a pensar que estas criaturas, tan dadas a la fabricación artesanal de objetos punzantes, tiene acceso a herramientas tipo piquetas para levantar adoquines. En la trifulca varios educadores y personal de seguridad resultaron heridos. También se han producido otros incidentes, como un intento de motín, amenazas con arma blanca en la calle y un forcejeo entre un interno que se hizo con un cúter y un educador.
Tanto trabajadores del centro como UGT y CSIF denuncian que el actual régimen de funcionamiento les ha despojado de medios y de la autoridad que antes tenían, de manera que no debe sorprender el estado de la plantilla. Hay treinta empleados de baja por ansiedad y estrés. También reclaman más personal a la empresa que gestiona el centro. Pero, al margen de que resulte discutible si un servicio de esta naturaleza deba prestarlo la iniciativa privada, inquieta comprobar la absoluta sensación de impunidad que existe entre estos jóvenes por la pérdida de autoridad, de potestad, de mando. No asumen que hay unas normas de convivencia y un ente superior que posee el monopolio de la fuerza. Luego no nos debe extrañar que un adolescente adoptado ruso mate a su madre en Castro Urdiales porque le obligaba a ir a misa, o que unos jóvenes desalmados jaleen a los narcotraficantes que atropellan mortalmente a los inermes agentes de la Guardia Civil en Barbate, sin que Marlaska dimita o dé explicaciones. Consecuencias del buenismo sin límite que desbarata la sociedad. Recogemos lo que sembramos.
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