Por mi vereda
Una afrenta a Nebrija
Ya saben, estamos más dedicados a contemplar el cortejo fúnebre de la Casa Windsor, a debatir sobre rebajas fiscoterritoriales, o el riesgo de aparición de hongos por el uso de bragas negras que a honrar la memoria de uno de los más insignes humanistas que ha dado España
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Iniciar sesiónAntonio Martínez de Cala y Xarana tuvo a bien publicar su obra cumbre en 1492. Y claro, coincidir en el mismo año con el descubrimiento del Nuevo Mundo y la expulsión de los judíos representa un obstáculo difícil de sortear, por más que los hombres ... de letras y los clásicos estén acostumbrados a la marginación perpetua. Entonces no había televisiones chabacanas ni políticos de medio pelo tan dados a contraprogramar, que es práctica común entre mindundis cuando carecen de criterio propio. Uno pensaba que los fastos deportivos, culturales e internacionales de 1992 condenaban a rendir un homenaje por todo lo alto a Elio Antonio de Nebrija en 2022, al cumplirse cinco siglos de su muerte, pero a pesar de los actos organizados, las celebraciones están pasando, por desgracia, prácticamente inadvertidas. Ya saben, estamos más dedicados a contemplar el cortejo fúnebre de la Casa Windsor, a debatir sobre rebajas fiscoterritoriales, la situación del Poder Judicial y el riesgo de aparición de hongos por el uso de bragas negras que a honrar la memoria de uno de los más insignes humanistas que ha dado España.
Moderno, aristotélico, exégeta, de espíritu liberal y crítico, precursor en la defensa de los derechos de autor, polifacético, Elio Antonio de Nebrija fue mitad genio, mitad sabio, un visionario capaz de atisbar hasta dónde podría llegar nuestra lengua castellana por Ultramar. Cuando la Inquisición trató de empapelarle, salió a protegerle el cardenal Cisneros. Autor de la primera 'Gramática de la lengua castellana', fiel a su máxima «de hablar como se escribe y escribir como se habla», recorrió media España en su aventura de formación y docente, y también residió en el Colegio de San Clemente de los Españoles en Bolonia. De Sevilla a Medina del Campo, de Zalamea de la Serena a Alcalá de Henares, donde expiró y está enterrado, el hijo más célebre de Lebrija cuenta ya con un espectacular obelisco de doce metros de altura en su villa natal, inaugurado a primeros de julio por la ministra María Jesús Montero, que no por casualidad es en su oratoria todo un homenaje a nuestro hermoso idioma.
El filólogo sevillano pasó 23 años de su fecunda vida en Salamanca, donde fue alumno, profesor y catedrático de su Universidad. Bajo el mecenazgo de Juan de Zúñiga y Pimentel, al poco de llegar la imprenta a España, se hizo realidad la publicación de su Gramática. Ahora, la institución académica se suma al programa oficial del Año Nebrija con tres conferencias que impartirán esta semana especialistas en su obra, además de un espectáculo musical previsto en el Teatro Liceo. Recordamos al sabio que puso las normas básicas de la lengua española, el idioma que se extendió por América y hoy hablamos más 500 millones de personas, pero que todavía se persigue impunemente en algunas regiones de nuestro país. La memoria de Elio no se merece semejante afrenta por el delirium tremens del nacionalismo.
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