El otero

Problema nuclear

La crisis de los aranceles ha vuelto a evidenciar la necesidad de diversificar las fuentes de abasto energético

Prohijar a Gaudí

El corresponsal

Central nuclear de Santa María de Garoña, en la provincia de Burgos ICAL

La Guerra de Ucrania, qué rápido se olvida, evidenció que seremos hombres libres, pero esclavos energéticos, de dictadores y emires. También demostró que somos unos quijotes. Ahí tenemos el caso de Garoña. Alfredo García, operador nuclear y experto, lamentaba el otro día en Burgos su ... cierre, ya que funcionaba perfectamente. «Espero que sea la última central que cerremos», dijo. Garoña retomará este verano la fase crítica de su desmantelamiento tras más de un año de parón.

Mientras tanto, países de todo el mundo están replanteándose volver a este tipo de energía. Tal es la situación que la ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, no descarta prolongar la vida útil de los siete reactores nucleares más allá de lo previsto (aunque a saber qué pasará cuando se entere Yolanda Díaz, que aún no lee Bloomberg, agencia en la que ha hecho las declaraciones). Ante este escenario, Emiliano García-Page ha reclamado candorosamente un pacto de Estado entre PP y PSOE para cerrar una estrategia energética estable. Recordó que las comunidades autónomas han liderado el impulso de las renovables mientras el Gobierno central no lograba pactos sólidos.

Lo de Garoña es muy triste. Aunque se impulsan proyectos turísticos para mitigar el impacto económico en el Valle de Tobalina, la realidad es que sus efectos no se verán hasta 2026. Mientras tanto, la situación económica se deteriora: comercios cerrados, despoblación creciente y un Ayuntamiento en números rojos. El alcalde, Jesús Ángel López, advierte que la viabilidad económica del municipio está en riesgo. Castilla y León, una de las grandes potencias energéticas de España, es la mayor productora de energía renovable del país, un liderazgo que acarrea beneficios para la Comunidad, la otra cara de lo ocurrido con Garoña. Por eso, el daño infligido a nuestra región debería ser un escarmiento para que el resto de España no experimente decisiones arbitrarias como el cierre de centrales operativas. La crisis de los aranceles ha vuelto a evidenciar la necesidad de diversificar las fuentes de abasto energético, como dicen muchos expertos. Aunque ya saben que en España un experto suele ser alguien a quien, por el hecho de serlo, no hay que hacerle ni caso.

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