Homenaje a las víctimas, «ejemplo en la prevención del terrorismo»

«No tengáis ninguna duda que nuestra acción de Gobierno de respeto, atención y apoyo a las víctimas se seguirá prestando y, en la medida de lo posible, se redoblará», ha apuntado Gago. Y ha subrayado: «Castilla y León siempre ha mantenido, mantiene y mantendrá vivo el recuerdo de las víctimas del terrorismo». Porque, ha añadido, «todas y cada una» de las víctimas, así como sus familias, «son un referente ético y de responsabilidad para seguir trabajando en su reconocimiento» y «servir de ejemplo en la prevención del terrorismo».

Raúl, Celso, Pablo, Mario, Rafael Arturo y Miguel Ángel han puesto rostro para que quienes sufrieron el zarpazo del terror «permanezcan siempre visibles en la sociedad, al servicio de la memoria, dignidad, verdad y justicia hacia todas ellas», ha subrayado el consejero. «Son el principal motivo de lucha permanente contra el terrorismo, para avanzar hacia una convivencia pacífica. Son, con fortaleza y entereza, el motor que nos mueve a seguir dando visibilidad a este día, como una tarea de todos», ha marcado Gago en un acto en el que también la Policía Nacional ha recibido la Medalla a la Defensa y Atención a las Víctimas del Terrorismo de Castilla y León. Es la máxima condecoración en este ámbito que entrega la Comunidad y que hasta ahora sólo habían recibido el comandante Juan José Aliste y Grupo de Acción Rápida (GAR) de la Guardia Civil.

El jefe superior de la Policía Nacional en Castilla y León, Juan Carlos Hernández Muñoz, ha recogido la distinción con motivo de los doscientos años de un Cuerpo al que el terrorismo ha segado 188 agentes, 43 de ellos nacidos en Castilla y León. Una «lacra» y «sufrimiento gratuito»cuya «lucha continúa», ha advertido Hernández, en recuerdo de ese «inmenso dolor ante el compañero caído, familias que preguntan por qué sin que nadie sepa ni pueda contestarles».

Entre esos agentes caídos, el especialista en desactivación de explosivos José María Sánchez, natural de Galinduste (Salamanca), que junto a otros dos agentes perecieron el 24 de mayo en 1989 en Bilbao cuando trataban de impedir una meticulosa detonación preparada por ETA, de la que Miguel Ángel de Diego tomaba fotos, que «milagrosamente» salvó la vida al quedar protegido por los cuerpos de sus compañeros. Este martes, entre emocionados aplausos, ha recogido una de las cinco medallas a las víctimas del terrorismo de Castilla y León, todas a manos de ETA.

Ileso salió Raúl Martínez Peña cuando la banda terrorista hacía explotar 200 kilos de amitol que dejaban en un esqueleto la Casa Cuartel de Burgos aquel inolvidable 29 de junio de 2009. Graves secuelas y pérdida del sistema auditivo sufrió Arturo Ovejero Díaz en otro coche bomba con sello de la misma banda en 2008 ante la Residencia Militar de Santoña (Cantabria).

Un disparo en la nuca acabó con la vida del entonces cabo Eugenio Recio cuando, vestido de paisano, iba hacia el tren en Santurce (Vizcaya) hacia su trabajo. Su vida se apagó aquel 18 de junio de 1985 cuando tenía 51 años, 26 en el Cuerpo. Dejó viuda y seis hijos de entre 9 y 19 años. Celso, uno de sus vástagos ha recibido el homenaje, junto a Mario y Pablo, dos de sus nietos.

Hasta dos intentos de asesinato de los que se libró sufrió Rafael Marcos Aranda. Natural del municipio vasco de Balmaseda, ser concejal en el Ayuntamiento de Valle de Mena (Burgos) fue el motivo por el que ETA lo puso en su punto de mira. Con 30 años, abandonó España, pero regresó. «Has cometido un error al volver», las palabras que todavía resuenan en su cabeza y que le dijo a su vuelta la hermana de un etarra encarcelado cuando estaba en la cola de un supermercado. «Nunca» ha renunciado a volver a su pueblo.

«El verdadero homenaje a las víctimas del terrorismo no se limita a las palabras, sino que se manifiesta en nuestras acciones cotidianas», ha advertido el consejero, quien ha llamado a «trabajar juntos» por «la justicia, promover la paz y mantener viva la memoria» como forma de construir «un legado que honra su sacrificio y nos guía hacia un futuro más justo y más humano».

Éste es «sin duda, uno de los actos de memoria y recuerdo más importante que podemos recibir», ha destacado el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo de Castilla y León, Sebastián Nogales. Agente también, ha reclamado al Gobierno «impedir» la «afrenta» que suponen los actos de enaltecimiento del terrorismo