buenos días, vietnam
El Tercer Reich del Pisuerga
Desde ayer todo es de fachas porque no gobierna la izquierda
Las amistades peligrosas
Jesús Julio Carnero, nuevo alcalde de Valladolid
Votar es fascista. No digamos hacerlo sin altercados, con toda naturalidad, en libertad y en conciencia. Elegir un alcalde y más si este no es de izquierdas. Que el regidor no bloquee a todo aquel que le lleve la contraria, que se renueven las instituciones ... cada cuatro años. Que las campanas suenen a las doce y las familias compren pasteles los domingos. Por no hablar de los que leen cualquier otro periódico que no sea 'El País'. Pedir café y hasta una Coca Cola. Que llueva y que no llueva también. Desde ayer todo es de fachas porque no gobierna la izquierda.
Qué no salgan las mujeres de casa, ni los niños, ni cualquiera que sepa leer, porque todo en Valladolid vuelve a ser fascista: los Reyes Católicos, el águila bicéfala, el plateresco como estilo y en concreto el del Museo Nacional de Escultura que es el cielo de todos los santos cortados en buena luna. Es fascista la Controversia de Valladolid, origen de los Derechos Humanos y es fascista Colón por haberse muerto aquí, por haber descubierto un continente sin que le dieran permiso por escrito y ante notario para descubrirlo los indígenas y por enseñarles que hay que bendecir antes de comer, aunque lo que comiesen fuese al indígena de al lado. Es fascista Cervantes por vivir en la Calle Miguel Íscar. Y Quevedo por llevar bigote en Valladolid. Zorrilla y don Juan Tenorio también… Doña Inés. Vuelven a ser de extrema derecha los toros –y las vacas que enviudan a las cinco–, los rejones y los maletillas que no prohibió la anterior corporación, sólo porque ahora gobiernan los otros.
Afirmaba sin ningún pudor una periodista que desde ayer Valladolid iba a estar gobernado por la extrema derecha. O la derecha extrema, vaya usted a saber. Hay sensacionalistas con carnet de periodista a los que es difícil entender. Según esa lógica aplastante resulta que desde hoy los patos del Campo Grande, el Puente Colgante, el cerro de San Cristóbal, la Plaza Circular y el lechazo son fascistas. Somos otra vez fachadolid, casi como la canción de los Nikis. Estamos a punto de ser «de nuevo un imperio». Porque cuando en el Ayuntamiento de la ciudad gobernaba el PSOE y la marca blanca de Izquierda Unida, todo era democracia, arcoíris y pulpo como animal de compañía. Ahora que gobierna el PP, con Vox, se ha desatado sobre la ciudad el infierno de Dante, las siete plagas de Egipto, el Ribera del Duero convertido en agua, el fascio de Malaparte, el Tercer Reich del Pisuerga.