Gonzalo Santonja: «El patrimonio no puede estar pendiente de sectarismos. Es de todos»

—Va a cumplirse el primer año desde que tomara posesión de su cargo. ¿Era como esperaba esto de la gestión?

—Sí, porque tenía experiencia a través del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y diversas fundaciones. Lo que no me esperaba es cierta agresividad política, porque no forma parte de mi modo de ver la realidad.

—¿Qué dificultades ha encontrado?

—Ninguna. El equipo de esta consejería es francamente bueno. Me he quedado sorprendido. Toda es gente de mi absoluta confianza. Están desarrollando sus competencias con una profesionalidad más que demostrada.

—Poco tiempo después de acceder al cargo manifestaba que se había encontrado una consejería 'mejorable'. ¿En qué cree que ha cambiado?

—Hemos hecho un esfuerzo por ordenar las cosas, tener una visión de conjunto y, en la medida de lo posible, anticiparnos a los problemas. En Castilla y León hay magníficos restauradores, magníficos arqueólogos, pero no hay tantos gestores. Se ha fallado en eso. Hay que asumir que para que podamos sostener el patrimonio, tiene que ser sostenible. No estoy incurriendo en un error; estoy incidiendo en una circunstancia. Con el turismo pasa lo mismo. Somos líderes en turismo rural, pero en muchas ocasiones falta gestión. Es el tipo de cosas que queremos solucionar.

—¿Podría este año Castilla y León superar en Semana Santa los visitantes nacionales e internacionales de prepandemia?

—El pasado febrero, el número de turistas que llegaron a Castilla y León desde el extranjero aumentó un 45 por ciento, y esto sitúa ya al turismo internacional en valores prepandemia. Pero esto no es un punto de llegada, sino de partida. Debemos hacer un esfuerzo para superar esa situación. La mayoría de esos turistas internacionales vienen de Brasil, Estados Unidos, México y el sudeste asiático. Vamos a hacer campañas en esos lugares. E insisto, la gestión del turismo hay que profesionalizarla. También hay que mantener un diálogo fluido con los agentes sociales. Hay una frase en 'El Lazarillo' que digo mucho: «En la vida hay que estar con los buenos para ser uno de ellos». Hay que contar siempre con los agentes y las entidades. Es lo que hemos hecho en Las Médulas y en Siega Verde. Ahora no es que hayamos ido; estamos allí.

—Su intención en cuanto a temas de turismo, ha dicho en alguna ocasión, es «no caer en el error de otras zonas de España con la masificación». ¿Cómo se puede evitar?

—Nosotros, en lo que somos imbatibles es en la oferta enogastronómica y patrimonial. Afortunadamente, el segmento de población más interesada en esta oferta tiene una actitud respetuosa y sabe valorarla. Tenemos doce Bienes Patrimonio de la Humanidad cuando la Toscana tiene seis, provincias con 700 iglesias románicas... Chimeneas como la de Compostilla hay en todo el mundo porque es diseño industrial, un yacimiento como Las Médulas, sólo lo hay aquí. Es donde tenemos que incidir.

—Anunció en su comparecencia de legislatura un magno proyecto expositivo con Gregorio Fernández y Juan Martínez Montañés como protagonistas. ¿En qué punto está?

—Cuando a Las Edades del Hombre se las echa de la Comunidad y se quedan en Plasencia, dije que me pareció un error grave. Nuestro patrimonio está ahí, no está agotado y Las Edades de ninguna manera están agotadas. Se podía haber hecho una magnífica exposición Béjar-Plasencia o Plasencia-Barco de Ávila; un diálogo de Castilla con Extremadura. Las autonomías han funcionado muy bien, pero también nos han aislado sobre nosotros mismos, cuando la cultura española es única. El barroco es español y luego tiene manifestaciones peculiares. Lo que quiero es poner a dialogar las distintas manifestaciones de la cultura española.

—Respecto a Las Edades, deslizó en alguna ocasión que Portugal podría estar presente. ¿Sabe ya cuál es el destino de la próxima exposición?

—Sí lo sé, pero no lo debo contar. Aquí están la Fundación Las Edades y el Gobierno de Castilla y León. Pero el diseño está muy claro y Portugal es una de mis devociones. Soy iberista, como buen salmantino. Mi realidad no es la de las fronteras, que siempre digo que son las cicatrices de la historia, sino la de los vasos comunicantes, la de las lenguas.

—Su departamento ha abierto el primer expediente para proteger un monumento franquista, la 'Pirámide de los italianos'. ¿Cuándo podría estar resuelto?

—Pronto. A mí me parece un expediente absolutamente indiscutible, como lo son los escudos del Centro del Español de la Universidad de Salamanca. En esto pido un poco de sentido común.

—El inicio de ese expediente se anunció pocos días después de que Compromís exigiera por última vez su retirada, solicitud que fue aceptada por el Gobierno. Dijo entonces que no tenía que ver, pero pareció que esa petición les venía bien.

—Que ese monumento debe seguir en pie no lo considero yo; lo creen todos los alcaldes de la zona y todas las personas que lo conocen en profundidad, y que miran el monumento sin antiparras sectarias e ideológicas.

—¿Teme que esta iniciativa se encuentre con el rechazo del Gobierno de España por una hipotética colisión con la Ley de Memoria Democrática?

—No temo nada. ¿Por qué va a chocar? Nosotros lo que hagamos va a estar apoyado científicamente. Como cualquier cosa que haga desde esta Consejería, la voy a cargar de razones y argumentos. Al mismo tiempo, escucharé los que me den. Cuando se plantea un diálogo desde la razón, desde la historia y desde el arte, no hay nada que temer.

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—¿Alguien del Ejecutivo central se ha dirigido a su consejería por este asunto?

—No. También es lógico, hasta que no haya más concreciones.

—Respecto a los otros bienes que han pedido los procuradores de Vox que se incluyan como BIC para evitar su retirada, ¿tiene pensado su departamento iniciar los expedientes?

—Se están viendo uno por uno, y en ese sentido ya hemos avanzado bastante. Por ejemplo, hemos descartado sesenta y tantos. Y hay otros muchos que sí que vamos a tomar en consideración.

—En alguna ocasión ha puesto en valor la buena sintonía con el Ministerio de Cultura en cuanto a actuaciones en patrimonio. ¿En qué basa esa buena relación?

—Mi cultura es taurina. Me acuerdo de que en una ocasión, en una situación difícil entre determinadas plazas de toros y toreros, alguien acusó a Enrique Ponce de llevarse bien con los empresarios y él contestó: «Será mejor llevarse bien que mal». Esa es mi actitud, aunque si alguien se empeña en llevarse mal, lo afrontaré. Con el Ministerio ha habido circunstancias como la muralla de Ciudad Rodrigo o la fachada de San Pablo en las que nos hemos entendido. El patrimonio no puede estar pendiente de banderías o de sectarismos ni de diferencias políticas, que son legítimas. El patrimonio es absolutamente de todos.

—Y ahora, ¿cómo es su relación con la parte de la Junta del PP?

—Esta coalición funciona estupendamente, y no lo digo porque yo me lleve bien con los consejeros y, sobre todo, con las consejeras. Y para que no se me malinterprete lo explico. Como niño me formé en una familia en la que mi abuela fue la que sacó adelante todas las cuestiones del campo y donde la opinión de mi madre para mi padre –los dos médicos– era fundamental. Me he acostumbrado a estar siempre muy pendiente de la opinión de las mujeres porque ha sido siempre mi cultura. Creo que las mujeres son mucho más intuitivas, más rápidas, más vivaces.

—La oposición critica que el mayor interés de su departamento son los toros. ¿Qué tiene que decir?

—Ellos saben bien que no es real, y lo que tienen que hacer es repasar mi agenda. Lo que sí soy es inequívocamente taurino y racionalmente.

—La Consejería trabaja en la mejora del proyecto presentado a la Unesco para que las puertas de Antonio López puedan instalarse en la Catedral de Burgos. ¿Considera que se hizo algo mal de partida?

—Hemos creado un equipo internacional de prestigio porque sí que consideramos que eso se había hecho mal. Hay que volver al principio. Ese equipo debe trabajar con absoluta tranquilidad.

—¿Y confía en que puedan instalarse?

—Nosotros vamos a asumir sus conclusiones, sean las que sean.

—Esta misma semana la Junta abría un expediente sancionador al Ayuntamiento de Castrocalbón (León) por unas obras que han arrasado parte de una calzada romana. ¿Por qué siguen ocurriendo barbaridades como ésta? ¿Se podría haber evitado?

—Lo ha dicho bien, barbaridades, y como tal no se pueden evitar. Lo único que se puede pedir es que no se perpetren. Es una calzada que está perfectamente rotulada. Y el alcalde que metió allí una máquina es el del mismo pueblo, que la conoce sobradamente. Esto se ha hecho sabiendo lo que se hacía. ¿Quién impide eso? Es un daño irreparable. Esa actuación va a tener consecuencias y eso es lamentable. A veces se hacen cosas inexplicables y esta es una de ellas. Por cierto, un alcalde de un ayuntamiento gobernado por el Partido Socialista. Yo creo que el PSOE también tendría algo que decir en este asunto, igual que a mí me piden explicaciones de cosas.

—¿Cuál es su relación en las Cortes con la oposición?

—En las Cortes no he faltado el respeto a nadie. No lo voy a hacer nunca. No es mi forma de afrontar la vida ni las diferencias. Les escucho y lo que me dicen no me entra por un oído y me sale por otro. Personalmente, a veces me dejan perplejo las cosas que escucho.

—El vicepresidente anunciaba esta semana el cartel del concierto solidario de la Sierra de la Culebra. Hay quienes hubieran preferido que se destinase los 160.000 euros que ha costado a ayudas para los afectados.

—Hay estudios más que suficientes que demuestran que cualquier euro que se mete en una iniciativa de este tipo, genera entre 7 y 9 euros para la zona. ¿Se proponen en serio repartir 160.000 euros entre todos los afectados? ¡Eso sí que sería una broma!. El vicepresidente había contraído un compromiso y lo ha cumplido, además, yendo a donde tenía que ir. Lo habitual en la política española es que la gente se tape, no esto.