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La escasez de toros arrastrada del Covid marca el repunte de los festejos

La reducción en un 35% de la cabaña de bravo entre 2020 y 2021 encarece las reses para los eventos populares

Las solicitudes de permisos ya superan a las de 2019. Encierros y capeas y vaquillas suponen el 75%

Colas en la primera jornada de entradas sueltas para la feria taurina de la Virgen de San Lorenzo

Encierro de las fiestas de Cuéllar, en una imagen de archivo ICAL
Isabel Jimeno

Isabel Jimeno

VALLADOLID

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Por la puerta grande van camino de salir los festejos taurinos de Castilla y León. Tierra de tradición, donde la Tauromaquia está reconocida como Bien de Interés Cultural desde 2014 y aquí ahondan sus raíces los encierros más antiguos -los de Cuéllar, reconocidos de ... Interés Turístico Internacional-. Ya en 2022 la fiesta volvió con muchas ganas tras los años enviada a los 'corrales' por la pandemia del Covid-19 y las restricciones de aforos. Y este 2023 los números apuntan al éxito. Y es que antes del toque de clarines para el grueso de la temporada que suponen la acumulación de fiestas que han marcado este 15y 16 de agosto, las cifras ya se sitúan por encima de los registros de 2019, el año de referencia, el último de la era precoronavirus. El que marcó un antes y un después en novilladas, corridas, encierros... y también para la base de la esencia de la Fiesta: los toros.

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